Borrell dice que Lavrov le advirtió de que si hablaba de Navalni le sacaría Cataluña

El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha reconocido este jueves que el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, le advirtió de antemano durante su visita a Moscú del pasado febrero de que si mencionaba el tema del opositor Alexei Navalni él le sacaría Cataluña.

Borrell realizó a principios de febrero una controvertida visita a Moscú, por la que fue muy criticado antes y después de la misma. En su rueda de prensa conjunta con Lavrov, el jefe de la diplomacia europea pidió a Rusia la liberación de Navalni y una investigación independiente sobre el envenenamiento que sufrió el pasado verano.

Ante estas palabras, el ministro de Exteriores ruso le replicó aludiendo casos de abusos policiales vividos en la UE y Estados Unidos y sacó a la palestra la situación de los presos independentistas como ejemplo de «decisiones judiciales motivadas políticamente».

«Los líderes independentistas catalanes están en prisión por organizar un referéndum, una decisión que la justicia española no ha revocado pese a que tribunales de Alemania y Bélgica hayan fallado en contra», afeó Lavrov. «Ante esto, España ha defendido su sistema judicial y ha pedido no dudar de sus decisiones. Eso es lo que queremos de Occidente en términos de reciprocidad», agregó.

Borrell ha explicado ahora en un encuentro organizado por el Real Instituto Elcano en Madrid lo que había ocurrido antes de esa tensa rueda de prensa.

NO FUI A MOSCÚ A HABLAR DE JUNQUERAS

«Lavrov me advirtió que ‘si sacas a Navalni te voy a sacar el tema de Cataluña para demostrar que tienes problemas internos de Derechos Humanos y libertades'», ha indicado, defendiendo que él no había viajado a Moscú para «discutir si la situación del señor (Oriol) Junqueras, que estaba haciendo campaña electoral en ese momento, era la misma que la de Navalni», quien «se arriesga a muchos años de régimen penitenciario bastante distinto».

«Rusia no acepta que se le planteen los temas de Derechos Humanos, en este caso Navalni, porque para el régimen de (Vladimir) Putin es una cuestión existencial», ha justificado el exministro de Exteriores, que ha defendido nuevamente su decisión de viajar a Moscú en aquel momento.

Así, ha dicho que optó por el viaje porque quería trasladar a Rusia «abiertamente» el rechazo europeo a lo que estaba ocurriendo con Navalni. «Ir allí a decírselo a la cara evidentemente no iba a salir gratis», ha reconocido.

Desde entonces, ha añadido, ha habido nuevos contactos lo que demuestra que pese a los «encontronazos» en determinadas cuestiones, como puede ser Bielorrusia o Navalni, en las que «nuestras discrepancias no van a desaparecer», en otras «queremos cooperar».

HAY QUE EVITAR EL ENQUISTAMIENTO CON RUSIA

El jefe de la diplomacia europea ha reconocido que el intercambio de sanciones ha hecho «más difícil» la relación con Rusia, «pero no debe conducirnos al enquistamiento», ha sostenido. Hay cuestiones en las que la UE deber «mostrar firmeza absoluta porque algunos países ven en Rusia una amenaza absoluta». «Es un equilibrio difícil pero en él tenemos que vivir», ha remachado.

En cuanto a Bielorrusia, ha dicho que comprende que la oposición se sienta frustrada porque el apoyo que les brinda la UE no haya conseguido cambios, pero ha insistido en que hay que ser conscientes de lo que el bloque puede hacer que es mantener la presión sobre el régimen de Alexander Lukashenko, imponer sanciones –hay una tercera ronda en preparación– y apoyar a la sociedad civil. «A veces se pide a la UE cosas que no puede hacer», ha lamentado.