Raúl González: las estrictas normas a sus jugadores que lo hacen mejor entrenador

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El madridismo cuenta de nuevo con su perla más distintiva, Hablamos del libreto de estilo de Raúl González, el cual es sinónimo de éxito en el Real Madrid. Ya lo fue como jugador, donde el 7' quedó bien atado a la historia del club a base de goles. Míticos son sus silencios en el Camp Nou, sus tantos decisivos en jornadas de Champions o sus récords de gran talla.

Y ahora, once años después de su última vez de blanco, lo está siendo en su etapa como entrenador. Porque desde los banquillos ya ha logrado ganar la Youth League (primera en la historia del club) y ha metido al filial madridista en el play-off de ascenso a Segunda División, una categoría que no pisan desde el año 2014. Una serie de hitos que hacen cada vez más plantear a Florentino Pérez su lugar para el primer equipo. Pero, ¿cómo es la filosofía de Raúl González con sus jugadores en el Castilla?

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La disciplina de Raúl González es férrea: evita que los chicos se vengan arriba y pierdan la cabeza

Disciplina Raúl González Castilla

Eso sí: una meta clara en la filosofía de Raúl González es que no entiende el éxito sin cabeza, por eso la disciplina es férrea. Con todo, el mítico '7' no permite ostentaciones de ningún tipo entre los suyos y les exige llevar una humildad extrema.

El técnico madrileño es muy consciente de lo que importa la cantera en el club y por eso ha usado su propia experiencia para evitar que los chavales que tiene a su cargo se vengan arriba y pierdan la cabeza.

Lo cuentan desde AS, y eso llega a muchos ámbitos: por ejemplo, los futbolistas del Real Madrid Castilla no tienen permitido llevar grandes lujos o aparatos, que muchas veces superan incluso el salario mínimo interprofesional, bolsos y neceseres innecesariamente caros o joyas, como pasa en el primer equipo. Los coches de alta gama también son vistos con malos ojos por el entrenador.

Se pueden fijar cómo triunfó, desde lo más bajo, con su carácter y mentalidad superior al resto, un deportista que no tenía las mejores condiciones físicas. Nunca flaqueó. Nunca le faltaba energía, trabajo y, sobre todo, instinto de supervivencia.

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