Risto Mejide: las confesiones más duras de su infancia que le hacen ver más «humano»

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Risto Mejide sin duda es el ogro de la televisión. Bajo esas gafas oscuras se encuentra un tipo que puede destrozarte con tan solo una frase. Y no es algo figurado. Lleva durante muchos años jugando ese papel de juez inmisericordioso que dice lo que sea sin pelos en la lengua. Pero nunca nos hemos preguntado por qué Evaristo Mejide es así, porqué es tan cruel con ciertas personas. Y quizás haya que remontarse a su infancia. Puede que haya sufrido algunas situaciones que lo hayan hecho así de duro.

Este barcelonés que este año cumplirá 47 años se hizo famoso a partir de Operación Triunfo. Sin embargo, tiene una larga carrera anterior. Comenzó en los años 90 en la música. Pero dejó ese campo para dedicarse a ser publicista. Entre 2006 y 2009 estuvo formando parte del jurado de Operación Triunfo. Aquí tenía trifulcas prácticamente todas las semanas. Si no era con los concursantes, era con el presentador o con quien tuviera que ser. Risto Mejide no se callaba y emitía sus valoraciones aunque destrozaran a la persona. Actualmente presenta Todo es mentira en Cuatro. Vamos a ver qué ha pasado Risto Mejide para tener el carácter que tiene.

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Risto Mejide: Una infancia dura

Risto Mejide

Quizás parte del agrio carácter de Risto Mejide provenga de su infancia. Hace unos programas confesó que cuando era pequeño había sufrido bullying. También aseguró que gracias a su madre lo había superado.

Así lo narraba: “Érase una vez un niño al que le gustaba mucho estudiar y pasaba horas en un tablero de ajedrez. En algunas cosas era un niño distinto y algunos de sus compañeros de clase hacían lo que la gente cuando no entiende algo”.

Y seguía narrando su caso: “Un día escribieron un insulto muy feo en la parada del tren. Aquel niño llegó a casa llorando, pero su madre hizo algo que le cambiaría para siempre. Le dijo: Piensa qué vas a contestar tú mañana”. Eso le hizo a Risto Mejide aprender a defenderse de manera autosuficiente. También le enseñó el poder que tienen las palabras.

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