Técnicas de relajación para fulminar el estrés del día a día

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Nuestro organismo es capaz de adaptarse a cualquier situación, incluso a las que nos ponen más al límite.

Podemos hacer frente a situaciones estresantes a lo largo del día y ser capaces de desempeñar las acciones requeridas bajo esa situación. Sin embargo, a veces tenemos demasiadas responsabilidades o situaciones estresantes que hacen que acabemos el día con dosis elevadas de ansiedad.

Cuando te sientas así viene muy bien llevar a cabo ciertas técnicas de relajación que te harán liberar el estrés que has sufrido al cabo del día o que incluso notas cómo se te ha acumulado. Estas técnicas puedes hacerlas incluso cuando no tengas estrés, ya que las puedes introducir en tu rutina diaria y así prevenir posibles problemas de ansiedad.

Vamos a enseñarte algunas técnicas de relajación que puedes hacer diariamente para así eliminar todo el estrés acumulado.

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RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA

En los momentos en los que estamos estresados, nuestro cuerpo necesita más oxígeno y es habitual notar cómo la respiración se acelera.

En ocasiones, con solo modificar la forma en la que respiramos podemos conseguir que en nuestro cuerpo sucedan una serie de procesos que harán que disminuya la sensación de ansiedad.

Lo mejor de todo es que las técnicas de relajación con la respiración son fáciles de llevar a cabo y lo mejor es empezar con la respiración con el diafragma.

Esta técnica te ayudará a prestar atención a tu respiración y así podrás respirar de manera óptima, con tu abdomen como protagonista en lugar del pecho.

¿Cómo realizar la respiración con el diafragma? En primer lugar, es recomendable poner música relajante de fondo o sonido de lluvia, cualquier música o sonido que te ayude a relajarte. Cierra los ojos e imagina un entorno natural que te ayude a relajarte, como un bosque. Intenta que la imagen que tengas en tu cabeza esté repleta de detalles, para que así capte toda tu atención.

Imagínate que paseas por ese entorno que te has imaginado, que tocas las hojas, que te acercas a algún pájaro, tocas el agua… Cuando pasen unos minutos, haz que la imagen lentamente se desvanezca y vuelvas a centrarte de forma gradual en tu respiración. Cuando ya no quede nada de esa imagen, el ejercicio habrá finalizado.

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