Así es la ropa que te permitirá cargar la batería del móvil mientras andas

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Hace ya mucho que nuestra dependencia al móvil es más que preocupante. Es una adicción con todas las de ley, que implica comportamiento impulsivo y nos genera ansiedad y angustia si estamos lejos del objeto de deseo. ¿Qué sufrimientos no nos desgarran si, de pronto, el teléfono se nos queda sin batería estando fuera de casa y no tenemos manera de recargarlos? Para muchos de nuestros contemporáneos posiblemente sea esa la peor situación que puede imaginarse. No sabría que hacer con sus manos, cómo entretenerse en los pasos de cebra o a qué dedicar los tiempos muertos. Estos son nuestros ridícilos problemas del Primer Mundo, y con buen ojo comercial nuestros ingenieros y empresas tecnológicas se dedican a buscarles soluciones.

Ya han salido al mercado hace mucho las baterías portátiles, que son un complemento indispensable en la vida cotidiana de muchos. Antes salir de casa cargado de trastos que arriesgarse a quedar desconectado durante unos minutos o unas horas. Eso jamás, y por eso cualquier cachivache que nos garantice cargar nuestro teléfono móvil lejos de casa va a tener éxito seguro. Se han ensayado ya cargadores de móvil insertados en mochilas y pequeños estuches, y ahora un grupo de ingenieros está tratando de ir un paso más allá.

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Un proceso largo

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Este estudio ha descubierto que cuando el nylon se moldea como un cristal de una forma en particular se convierte en material pinzoeléctrico. Para que eso ocurre, debe ser derretido, luego congelado de inmediato para, acto seguido, darle la forma deseada. De ese modo, producen una especie de losas, bastante gruesas, o en forma de película, que son pinzoeléctricas pero no adecuadas para hacer ropas capaces de cargar una batería. Buena parte de esta investigación bebe de los avances hechos en la década de los 90, cuando se pensaba que el nylon pinzoeléctrico era insuperable en sus propiedades. 

Para esta investigación, sin embargo, se adoptó un enfoque completamente distinto. Los investigadores decidieron disolver el nylon bruto en ácido en vez de derretirlo. De esa forma, consiguieron unas láminas de nylon más finas, lo que contenía una serie de moléculas solventes para los objetivos perseguidos por los ingenieros. “El reto”, explica el profesor Asadi, “es conseguir fibras de nylon con propiedades piezoeléctricas. Para eso, necesitamos eliminar ese ácido para hacer que el nylon pueda ser utilizado”.