¡Un dragón en el mar! El descubrimiento más sorprendente de la Tierra

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Tal vez mucho más que ningún otro grupo de científicos, son los arqueólogos, paleontólogos y antropólogos los que siguen alimentando nuestra imaginación infantil. Ellos son quienes desentierran dinosaurios, fósiles de animales extintos, objetos de civilizaciones desaparecidas...incluso dragones, o algo que se le parece mucho. Los millones y millones de años de prehistoria siguen siendo para nosotros un periodo prácticamente desconocido, lleno de misterios, de especies exóticas y del que no sabemos muy bien qué podemos esperarnos.

Lo ignoramos casi todo de esa época, y por eso es normal que, de cuando en cuando, seamos testigos de descubrimientos y hallazgos increíbles. Y eso es precisamente lo que les he pasado a un grupo de estudiosos en Reino Unido. Y es que no es cualquier cosa descubrir una nueva especie, y menos cuando se trata de un animal marino prehistórico que recuerda antes a una criatura de Juego de Tronos que a un organismo animal de los que estamos acostumbrados a ver.

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Un ejemplar único

dragon

Gracias a esa concatenación de circunstancias y casualidades ha sido posible dar con el fósil de ese dragón de mar en perfecto estado de conservación.  De hecho, hay partes de su tejido que se han preservado casi intactas, gracias a las excelentes condiciones que generan el estar enterrado en caliza durante millones de años. “Los esqueletos de ictiosaurios del jurásico tardío son muy raros de encontrar en Reino Unido”, explica Jacob.

“Por esa razón, después de hacer una serie de investigaciones comparando este fósil con otros del mismo período descubiertos a lo largo y ancho del mundo. Fue muy emocionante descubrir que nunca se había descubierto un fósil de una especie parecida. Estamos ante un ejemplar de un ictiosaurio conservado de forma bellísima, con buena parte de sus tejidos blandos preservados, lo que hace que sea de lo más interesante”. Además, añade Jacobs, “la fantástica colección de Etches está plagada de animales muy interesantes, y fue un privilegio que me permitiese examinar este ictiosaurio”.