The Witcher: el “mal de ojo” que está haciendo peligrar la segunda temporada

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El rodaje de la segunda temporada de la serie The Witcher parece tener algún tipo de maldición. Un mal de ojo del que no consiguen librarse. La serie ha tenido que detener su rodaje hasta en dos ocasiones más, al detectar casos positivos de coronavirus en los miembros del equipo de producción. E incluso en el propio equipo de interpretación, en actores con papel principal.

Y ahora el actor Henry Cavill (El hombre de acero, Mission Impossible: Fallout) quien da vida al magnífico brujo Geralt de Rivia, ha abandonado temporalmente el proceso de producción de la serie por una lesión muscular sufrida recientemente, durante el rodaje de una escena.

Además de que dicha lesión no es la primera que sufre el actor protagonista de The Witcher, tampoco sería el primer estrago de los muchos que está sufriendo la producción de la serie. Por ello, vamos a ofrecerte este repaso a la trayectoria de la segunda temporada, que no deja de peligrar. Estos son todos los detalles que conocemos hasta el momento.

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Henry Cavill pudo haber quedado ciego durante el rodaje de la primera temporada

Es lógico que algunas actrices y actores, al encarnar determinados personajes, sufran un desarrollo personal que, percibido desde fuera, nos haga reconocerles como unos extraños. Uno de los casos más extremos fue el de Jim Carrey a la hora de interpretar al cómico difunto Andy Kaufman. Y Henry Cavill también tuvo ese proceso de habitación para convertirse en el brujo. Resultando a veces hasta cómico, pues se dice que incluso dormía con aquellos ropajes puestos.

Pero quizás se le fue de las manos en lo referido a las lentillas. Puesto que para su personaje debía llevarlas puestas para cambiar sus ojos de color, como el personaje de The Witcher. Le advirtieron que debía usarla durante escasas horas, para descansar la vista. Para no sufrir lesiones. Y la fatalidad llegó con el rodaje en las Islas Canarias:

“Hay mucha roca volcánica en las Islas Canarias por lo que el aire puede volverse muy polvoriento. Se metió [polvo] detrás de las lentillas por lo que mis ojos terminaron siendo arañados…Me dolían mucho, pero lo achacaba a que estaba muy cansado y no haber dormido bien. Llegué al punto en el que mi técnico me encontró [polvo] escondido en las sombras de mis ojos cerrados porque era muy brillante. Me dijo: ‘Sácate las lentillas’. Y dije: ‘No, no. Estoy bien. Estoy bien. Solo dame algunas cosas para que mis ojos estén bien antes de una escena’. Me miró y dijo: ‘No, dejaré de rodar hasta que te las saques”.