El 10 de diciembre se celebra, aparte del Día Internacional de los Derechos Humanos, el Día -también en todo el planeta- de los Derechos de los Animales. No sabemos si esta coincidencia de fechas se decidió a propósito, pero está claro que muchas veces nos olvidamos de que tenemos mucho más que ver con ellos de lo que nos creemos. Se hace indispensable, por tanto, jornadas de concienciación como esta.
De hecho, y según estudios recientes, los animales son también capaces de sentir y de sufrir dolor, como nosotros. Ya no hablamos de percepciones: lo ha confirmado la ciencia. Cuando pisoteamos y nos saltamos los derechos de los animales estamos atentando contra unos seres vivos que sienten y padecen como nosotros. De ahí la necesidad de promover días así que ayuden a mejorar nuestra empatía con ellos.
Si todavía no te lo crees del todo, en QUÉ! te vamos a dejar unos cuantos ejemplos con comportamientos animales tremendamente similares al de los humanos. Así podrás comprobar que estos seres vivos también se emocionan, sienten el duelo, se deprimen… Atento a la lista: ¡algunos casos te dejarán con la boca abierta!
2CERDOS QUE APRENDEN DE LAS EXPERIENCIAS DE OTROS
En 2013 se llevó a cabo un estudio sobre cerdos donde se descubrió que estos animales presentan emociones negativas al pasar por malas experiencias. Incluso que pueden aprender a anticiparlas y evitarlas. En este proyecto se observó cómo cambiaban sus comportamientos al separar al individuo seleccionado de la manada. Así, los cerdos estudiados podían quedarse quietos, poner las orejas hacia atrás y mantener la cola baja.
En la otra cara de la moneda se observaron en los cerdos comportamientos positivos como jugar, ladrar y mover la cola antes o durante una buena experiencia: como por ejemplo tener compañía o acceso a comida.
Este estudio también demostró que los cerditos entrenados transmitían emociones a otros no entrenados para advertirles de si se acercaban buenas o malas experiencias. Esto demuestra que las emociones de un cerdo pueden influir en otros, algo tremendamente importante a la hora de la crianza.