Más allá de que su regreso para 2021 sea una de las noticias principales de esta temporada del Gran Circo, Fernando Alonso no solo vive de la Fórmula 1. Y no porque tenga que ver con sus aventuras lejanas de la parrilla de salida, como las participaciones en carreras como las 500 millas de Indianápolis o, las 24 de Le Mans o el Dakar (por el momento) sino porque la vida de Fernando Alonso también va más allá de los circuitos, aunque no lo parezca. Esto se basa en su gran fortuna.
Porque, a pesar de que ahora vuelva a la competición que le vio nacer ante el mundo con un salario de entre 10 y 12 millones de euros con Renault -muy lejos de los 30 millones anuales que cobraba en su última etapa en McLaren-, el asturiano ha vivido nuevos retos y sueños que le han permitido explorar nuevos caminos en cuanto a su patrimonio. Desde negocios como el de Kimoa o su circuito-Museo en Asturias, hasta incluso equipos de competición virtuales. Lo repasamos.
El tirón mediático fuera de lo común de Fernando Alonso permite un incremento de patrocinios, marcas y apoyos
Porque lejos de esconderse de los focos, es ahora cuando todos apuntan hacia él. O más bien, hacia su futuro. Y es lógico tras exhibir un tirón mediático fuera de lo común en el mercado americano de la Indycar, con su presencia en las 500 millas de 2017 y 2019 y este último 2020.
Donde su presencia en los dos primeros años se elevó un 188% el tráfico en redes sociales y un 94% en la web, en retransmisiones de los entrenamientos se dispararon más de un 1.000%, según datos del portal de Motorsport, así como se incrementaron los patrocinios en la prueba y en el propio Toyota.
Por ello, nadie mejor que Fernando Alonso para hacer de escaparate nuevamente hacia su marca Kimoa: de ahí que tras seducir a los públicos de la Fórmula 1, WEC e Indy, el Dakar se presentase también como la mejor opción para presentar su marca al mundo, como es Kimoa. Y ahora, con Renault de nuevo de la mano hacia la Fórmula 1, lo sabe.