La intoxicación de 30 personas en Asturias y Galicia permite desarticular una trama que introducía almeja contaminada

La Guardia Civil, en coordinación con Europol, ha desmantelado una red que introdujo en España almejas contaminadas procedentes del marisqueo furtivo en Portugal, que causaron intoxicaciones a una treintena de personas en restaurantes de Cantabria y Asturias.

Según informó este jueves el Instituto Armado, en la llamada ‘operación Txuspas’ han sido y detenidas e investigadas 43 personas (39 españoles, 4 portugueses), al tiempo que se han realizado 13 inspecciones y se ha investigado a 11 empresas por su presunta implicación en la trama.

Al mismo tiempo, han sido intervenidas 38,5 toneladas de almejas de la variedad japónica, que procedían del marisqueo furtivo en la costa de Portugal y que dueños de viveros en España hacían pasar por moluscos legales y sometidos a los controles necesarios.

Los principales cabecillas de la trama y los transportistas han sido detenidos en España y en Portugal tras ser objeto de seguimiento. Se vigiló cómo hacían las entregas de almejas, los cobros de dinero y tanto la falta de asentamiento como de trazabilidad de la mercancía.

Asimismo, las personas que recogían la almeja contaminada en la cosa lusa eran principalmente personas de diferentes nacionalidades de Europa del Este con escasos recursos económicos, que actuaban al margen de la legislación. Esta situación se viene dando debido a la alta demanda de moluscos por parte del sector hostelero en zonas costeras.

DEPURACIÓN DE CAMUFLAJE

La ‘operación Txuspas’ se ha desarrollado después de que el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) iniciara el pasado año las investigaciones a raíz de la intoxicación de veintisiete personas en distintos restaurantes de Cantabria y Asturias.

Las pesquisas permitieron demostrar la existencia de un grupo organizado dedicado a la pesca ilegal de los bivalvos en Portugal y su posterior comercialización a través de viveros españoles. Para ello, utilizaban dos rutas de entrada en España con destino final Huelva y Cantabria. Tras un breve tratamiento de depuración mediante circulación de agua limpia, incapaz de realizar una depuración completa, la almeja contaminada era puesta en el mercado a través de comercios vinculados con la venta de moluscos y restaurantes.

La investigación ha permitido conocer la connivencia entre los suministradores de la almeja japónica y los responsables de los viveros, los cuales mezclaban los bivalvos intoxicados con la almeja adquirida legalmente, al objeto de hacer perder la trazabilidad. De esta forma, ante una posible intoxicación, resultaría imposible determinar el origen, intentando así anular cualquier responsabilidad al no ser posible determinar el marisqueo.

Asimismo, los responsables de los viveros utilizaban documentos falsos de estuarios portugueses con el fin de enmascarar la procedencia real de la almeja. Aunque la actividad de las empresas investigadas se centraba en España, toda la almeja procedía del marisqueo furtivo en la costa de Portugal, razón por la que se trabajó con las autoridades del país luso.

(SERVIMEDIA)