En la ultima década hemos vivido un acelerado avance en la tecnoglogía, incomparable con otros momentos de la historia humana por su ritmo y también por su naturaleza. No se puede negar que muchos de estos avances han traído verdaderas mejoras a nuestras vidas, pero todos sabemos que la mayoría de los que usamos están dirigidos a entretener, y cada vez más, ese entretenimiento viene de nuestras vidas privadas.
Lo que antes conseguíamos en pantallas selectas ahora esta en la sala de nuestro hogar solo con pulsar un botón. A la vez que, lo que antes presenciábamos solo cuando nos reuníamos con nuestros amigos, ahora solo tenemos que entrar en una app para verlo.
Lo comercial
La aparición del live streaming abrió la posibilidad a muchas audiencias a tener acceso a programas, películas, hasta un casino en vivo, entre otras muchas formas de entretenimiento que antes podrían estar fuera de su alcance. Además, le dio a la industria un empuje extra para producir contenido de calidad para mantener a las audiencias dentro de sus servicios.
Los grandes siguen avanzando en temas de producción y diversificándose para seguir dentro de la competencia. Por ahora, Netflix se mantendrá como el rey absoluto en la guerra del streaming, pero no sin una dura batalla, y esto por supuesto, terminará siendo beneficiosos para el público.
El balance vendrá cuando las ausencias saturadas de contenido sobreproducido vuelan a los teatros del barrio y obras locales para entretenerse, por ello, el plan perfecto incluye una saludable dosis de contenido local que siga entreteniendo mientras representa los valores más cercanos al público. Crear en la sociedad una conciencia que de aprecio a las cultura artística de su comunidad, para no perderla en una realidad que nos da miles de opciones extranjeras en minutos.
En lo privado
Aquí el asunto se vuelve un poco más delicado, como es la naturaleza las cosas íntimas que se hace públicas, desde activistas hasta cualquier chico con un móvil, y algo que decir, todos tienen acceso a plataformas gigantescas, que pueden servir para difundir mensajes positivos que construyen comunidades, hacen reír o más, pero también existe una posibilidad para expandir mensajes de odio e ideologías peligrosas.
Existen personajes como Greta Gerwig, los manifestantes de Hong Kong y otros que utilizan el live streaming para expandir el poder de sus mensajes y hablar con millones a la vez, sin intermediarios, sin filtros y este tipo de comunicación nos beneficia, uniéndonos e informando de una forma singular. El lado peligroso de esta tecnología es explotado también por fanáticos que buscan más adeptos a ideologías, que existirían tan solo en las partes más oscuras de la sociedad antes de nuestros tiempo, pero que ahora tienen sus 15 minutos, y más, de fama gracias a la exposition a través de redes.
Aquí como un poco más que en lo comercial la vigilancia recae en las audiencias, que deben denunciar y sacar del aire lo más rápido posible, esto protege a los más vulnerables de ver este tipo de contenido y acerca a la persona responsable de el a conseguir la ayuda que necesita para superar sus problemas.
La tecnología es lo que nosotros hacemos de ella, por eso el live streaming será tan bueno como queramos que sea.
