Las claves de la décima generación de Intel Core: ¿qué aportan estos procesadores a los usuarios?

Los ordenadores llevan ya décadas formando parte de nuestro día a día y se han convertido en herramientas fundamentales para el trabajo, los estudios o, incluso, el ocio. Sin embargo, para muchos sigue siendo complicado entender todos los elementos que componen estas máquinas y qué funciones cumplen para el usuario.

Una de las características técnicas más importantes de cualquier ordenador es, sin duda, su procesador. Este chip o CPU (siglas de Unidad Central de Procesamiento en inglés) es un componente clave para el funcionamiento de todo ordenador, y su papel podría definirse como el ‘cerebro’ del ordenador.

Varias características de los procesadores, como su frecuencia máxima, la arquitectura que utilizan, la conectividad inalámbrica que soportan o los gráficos compatibles, son determinantes a la hora de que un usuario tenga una buena experiencia de uso con su equipo. Por ese motivo, es fundamental saber qué se necesita del ordenador y, en consecuencia, buscar la configuración adecuada.

QUÉ HACER PARA LOGRAR MÁS POTENCIA

Intel es una de los fabricantes de procesadores por excelencia. La compañía estadounidense lanzó el año pasado la décima generación de sus chips y es ahora cuando se pueden encontrar insertados en muchos de los ordenadores de las marcas más importantes del mercado. Por eso, es importante entender qué supone este salto de calidad, que se verá potenciado con la llegada de la 11ª generación, presentada recientemente.

La potencia general de un procesador se mide en hercios (Hz). En el caso de la décima generación de procesadores Intel Core, destaca el modelo Intel Core i3-1005G1, uno de los más versátiles, que con una frecuencia máxima de 3,40 GHz, que encaja a la perfección con las necesidades de la mayor parte de los portátiles. Ordenadores como el Acer Aspire 5, que parte de los 500 euros, dispone de estas importantes mejoras.

Esta familia de procesadores de la compañía americana está diseñada para equipos 2 en 1 y ordenadores portátiles increíblemente estilizados que, al mismo tiempo, aseguran un gran rendimiento. No obstante, no se trata solo de potencia y en la actualidad la Inteligencia Artificial (IA) tiene un papel cada vez más importante en este aspecto.

Los procesadores incorporan IA de alto rendimiento en PC a cualquier escala, además de contar con los nuevos gráficos Intel Iris Plus, que garantizan un importante paso adelante para los juegos, el ‘streaming’ y la creatividad, permitiendo experiencias fluidas, detalladas y auténticas en dispositivos muy portátiles.

MÁS CONECTIVIDAD

Otra de las características de los procesadores que puede mejorar la experiencia de uso de las personas con su ordenador es su conectividad, tanto de forma inalámbrica (WiFi, LTE) como por cable (USB tipo-C, por ejemplo). WiFi es el estándar de conectividad más utilizado en ordenadores, y su última versión, WiFi 6, permite al usuario obtener unas velocidades de descarga y de navegación en Internet superiores al Gigabit por segundo (Gbps).

Esta tecnología resulta compatible con los procesadores Intel Core de décima generación gracias a las mejoras en la integración de la placa, y a ellas se añade también la conectividad por cable, con hasta cuatro puertos Thunderbolt 3.

Este sistema es el tipo de conexión USB-C más rápida disponible y permite a los usuarios conectar varios periféricos al equipo, así como bases, pantallas e incluso alimentación con un solo cable a una velocidad mayor.

¿QUÉ GRÁFICOS HACEN FALTA PARA ‘GAMING’?

Aunque muchos ordenadores cuentan, aparte del procesador, con una unidad de procesamiento gráfico (GPU) o tarjeta gráfica, la tecnología del procesador también resulta importante para conseguir que el usuario tenga un buen rendimiento gráfico con su ordenador para tareas como los videojuegos.

Los procesadores Intel Core de décima generación funcionan con una gráfica integrada Intel Iris, el doble de potente que la generación anterior. Según afirma la propia compañía, no hay necesidad de recurrir a gráficas adicionales para poder jugar a videojuegos en 1080p y editar vídeo 4K, aplicar de forma rápida filtros de vídeo y procesar fotos de alta resolución.

Las GPU integradas de la décima generación de procesadores Intel Core incluyen además funciones destinadas a los ‘gamers’ normalmente reservadas a las gráficas discretas y que permiten buenos resultados en los videojuegos. Entre ellas se encuentran la incorporación de sombreado a velocidad variable para mejorar el rendimiento del modelado o el soporte de la especificación BT.2020 para reproducir vídeo 4K HDR con mil millones de colores.

En conjunto, las nuevas tecnologías que han llegado en los últimos años a procesadores como los de la décima generación de Intel Core permiten disponer de ordenadores no solo más potentes para tareas exigentes, sino también más ligeros y más versátiles, adaptados al estilo de vida actual, que requiere de movilidad y potencia.