Misteriosa muerte en un crucero de lujo: el caso de Almarosa Rodriguez

¿Accidente o un crimen todavía por resolver?

Almarosa Rodríguez Tenorio tenía 52 años cuando perdió la vida en extrañas circustancias durante unas vacaciones en un crucero de lujo por el Caribe. Era madre de dos hijos y trabajaba como profesora en Alabama, además era una ferviente entusiasta de las embarcaciones de recreo.

El 10 de noviembre de 2018, la mujer embarcaba en compañía de su marido, Leo Tenorio, en el Royal Princess, un buque equipado con todo tipo de instalaciones y comodidades con una capacidad para 3.600 pasajeros y más de 1.500 tripulantes.

Juntos ponían rumbo hacia un horizonte de felicidad y diversión.

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La pareja partió del puerto de Fort Lauderdale, en Florida (Estados Unidos), y durante el trayecto pudieron disfrutar de una vasta oferta de ocio: copas, bailes, cenas, sol.., tal y como mostraban las imágenes que Almarosa iba compartiendo en las redes sociales.

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Tres días después de haber iniciado la travesía, el barco se disponía a arribar a la isla de Aruba en pleno mar Caribe, pero Almarosa jamás vería sus arenosas playas.

La noche del 13 de noviembre, sobre las cuatro de la madrugada, su cuerpo caía desde el piso 14  hasta uno de los botes salvavidas del yate. La mujer fallecía como consecuencia del impacto.

Los pasajeros fueron desembarcados de madrugada y hasta el lugar se desplazó una unidad del FBI. La autopsia realizada por forenses de la isla señalaba que la muerte se había producido por causas «no naturales». Se inició una investigación.

«El incidente se informó al FBI y las autoridades locales se reunieron y abordaron el barco al llegar a Aruba. Estamos cooperando plenamente con las autoridades investigadoras, incluido el FBI. Estamos profundamente tristes por este incidente y ofrecemos nuestras más sinceras condolencias a la familia y los afectados».
Comunicado emitido por Princess Cruises.

En un principio no se descartó el suicidio y se contemplaron todas las hipótesis, pero los investigadores buscaron la forma de determinar si fue el marido quien empujó al vacío a su mujer para causarle la muerte. Tras interrogarle, la policía descartó su implicación.

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Sin embargo, testigos presenciales aseguraron que minutos antes de caer por la borda, la mujer se encontraba forcejeando con un hombre y que éste le agarró fuertemente por el cuello.

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La investigación preliminar realizada por los agentes determinó que sobre las 10:30 de la noche, la víctima se encontraba en el casino situado en la planta 16 del crucero. En el salón de juegos la mujer inició una discusión con un hombre que no pudo ser identificado, confrontación que prosiguió dos pisos más abajo, en el 14, el mismo desde el que cayó para perder la vida.

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Leo Tenorio, el marido de la víctima, tenía 51 años cuando ocurrieron los hechos, y no puede contar lo que pasó porque no estaba allí. Según su testimonio, se encontraba en el cuarto de baño.

El hombre, que siempre se mostró reacio a aparecer en los medios de comunicación y conceder entrevistas, negó categóricamente su implicación en el caso. Su puesta en libertad por el FBI era la prueba más firme de su inocencia.

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Via: Daily Mail

Pronto, los rumores sobre el abuso de alcohol y drogas salpicaron a la pareja, por lo que el viudo se vio obligado a enviar un comunicado a los medios en el que pedía que “se tratara la memoria de Almarosa con respeto”, para añadir que su muerte lo perseguiría para siempre.

Por otra parte, los vástagos de la pareja aseguraron que su madre nunca quiso ir al crucero. “Ella sabía que algo iba a pasar”, contó su hija Andrea en la televisión y añadió que la pareja había emprendido el viaje como última oportunidad para salvar su matrimonio. Sus palabras sembraban más dudas sobre la muerte de la profesora.

El caso continúa siendo una incógnita, ya que no se pudo determinar la causa de la caída. La víctima pudo ser empujada o simplemente se cayó. Identificar al hombre con el que Almarosa fue vista discutiendo la noche de autos ayudaría en gran medida a resolver su muerte. Éste fue descrito por los testigos como una persona «musculosa». No se dieron muchos más detalles acerca de su aspecto físico. Su descripción coincidía con un alto porcentaje de los hombres que se encontraban a bordo y fue imposible realizar una identificación.