Cielos de dracónidas: cuándo verlas, dónde y consejos para que no te las pierdas

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Desde los albores de los tiempos, a los seres humanos nos ha fascinado mirar al cielo por las noches. Las estrellas parecen querer decirnos algo, aunque no sepamos muy bien el qué. En cualquier caso, el cielo estrellado es una fuente inagotable de asombro, belleza y sobrecogimiento. La pandemia del coronavirus no nos hace olvidarnos de las estrellas, más bien todo lo contrario. Si algo hemos aprendido estos meses, a la fuerza o no, es que la naturaleza forma parte de nosotros y nos condiciona: ya sean virus, bosques o estrellas dracónidas.

Termina el verano pero no las lluvias de estrellas. El mes de octubre está plagado de fenómenos astronómicos. Empieza y acaba por una luna llena, la llamada Luna Azul. Además, varios planetas harán conjunción con la Luna. Por último, se suceden dos lluvias de estrellas: las oriónidas y las dracónidas.  Aquí te lo explicamos todo acerca de esta lluvia de estrellas otoñal.

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¿Qué son las dracónidas y por qué “llueven” ahora?

El otoño se estrena decorando el cielo con las dracónidas del 6 al 11 de octubre. Provienen del cometa 21P/Giacobini-Zinner y, aunque su paso es modesto, conviene localizar la constelación de Draco para verlas más fácilmente. Su actividad suele ser bastante modesta y algo más lenta en comparación a otras lluvias. El brillo de la Luna, que estará en fase cuarto menguante, dificultará la observación.

Según el Observatorio Astronómico Nacional, este 2020 se podrán divisar 20 meteoros por hora, a una velocidad de 20 kilómetros por segundo. Pese a todo, el Instituto Geográfico Nacional recuerda que en 2011, “a pesar de que la Luna dificultaba la observación, fueron contabilizados más de 600 meteoros por hora”.

Según el Observatorio Astronómico Nacional, las dracónidas ocurren cuando la Tierra atraviesa el anillo formado por los fragmentos desprendidos del cometa 21P/Giacobini-Zinner, por lo que esta lluvia de meteoros también recibe el nombre de las giacobínidas. Cuando uno de esos fragmentos o meteoroides entra en contacto con la atmósfera terrestre, se calcina por la fricción con el aire creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz.

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