El consejo para no pillar hongos en la piscina

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Para nadie es un secreto que cuando el calor aprieta, nos vemos tentados a sumergirnos en una piscina, y salvo que se trata de una piscina propia, y que nos hayamos asegurado de la manera correcta de que nos existen hogos en ella, corremos el riesgo de contagiarnos de estos, ya que las molestias que provocan son molestas y bastante desagradables, no sólo a nivel del organismo, sino que son observables a la vista.

Incluso si se trata de nuestra propia piscina y, aunque hayamos sido cuidadosos, resulta que hay factores medioambientales que pueden provocar que los hongos se esparzan y proliferen en nuestras piscinas, por ello, tenemos que tomar todas las previsiones posibles para impedir que nos contagiemos con estos microorganismos y las, a veces, desesperantes e insoportables que provocan.

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¿Qué son los hongos?

Son microorganismos, por ello sólo se pueden ver a nivel microscópico, pero son muy poderosos, porque su forma de actuar es colonizar, esto quiere decir, que se reproducen a una excesiva velocidad y cubren toda una zona o área de manera muy rápida, interactuando con ella y sobre ella, por eso se producen esos enrojecimientos, picores y esas pérdidas de color en la piel que está afectada por hongos, en particular, en los pies.

Se trata de microorganismos que se encuentran en todos los lugares y partes, incluso existen millones de especies distintas de hongos en este planeta y unas trescientas de ellas tienen la capacidad de afectar la piel de las personas, y hasta sus uñas.

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