Para el futuro de las telecomunicaciones después de las actuales redes 5G, un grupo de científicos ha propuesto un nuevo modelo para unas redes 6G cognitivas, que funcionarán de forma inteligente y cuyas capacidades evolucionarán con el paso del tiempo.
En un artículo publicado en la revista Big Data and Cognitive Computing, investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, la Universidad China de Hong Kong y del Instituto de Inteligencia Artificial y de Robótica para la Sociedad de Shenzhen (todas en China) han presentado la ‘teoría de la información cognitiva 6G’.
Esta idea aborda una problemática presente en las redes actuales, incluyendo el 5G, en las que el valor y el significado de la información no se tienen en cuenta en el proceso de transmisión, siguiendo las teorías de la información de Shannon.
Para solucionar este reto y al mismo tiempo cumplir los requisitos de inteligencia, personalización y transmisión que se esperan para las nuevas redes 6G, los autores han propuesto el uso de lo que denominan una «teoría del buzón de correo».
Este principio contempla características en la transmisión de información en las redes, entre las que se encuentran la «polaridad, la trazabilidad, la dinámica, la convergencia, la figurabilidad y la dependencia».
De esta manera, la información transmitida por las redes 6G contendrá «un portador de información cognitiva para permitir la incorporación de algoritmos distribuidos para redes de inteligencia», como propone el documento.
Esta red 6G cognitiva contará así con funciones inteligentes mediante la incorporación de algoritmos, entre las que los investigadores han destacado «capacidades de autoorganización, autoaprendizaje, autoadaptación y evolución continua».
Mediante esta tecnología, los expertos esperan que se reduzca la cantidad de información redundante que se transmite actualmente por las redes, centrándose en la información que se identifique como de mayor importancia.
La red 6G propuesta se basa también en algoritmos de aprendizaje automático, que refuerzan un sistema de comunicación que, según los análisis de los investigadores, permite reducir los datos y también los errores con el paso del tiempo.