La sanidad pública española llega a 2026 con un problema estructural que presiona desde varios flancos. Bien desde hospitales saturados, listas de espera que no dejan de crecer, personal sanitario exhausto y una población cada vez más envejecida que demanda cada vez más atención.
Los datos oficiales y las situaciones sobre el terreno apuntan a que, sin una respuesta coordinada y ambiciosa, la calidad de la atención y la sostenibilidad del sistema quedarán cada vez más comprometidas.
LA SANIDAD PÚBLICA LLEGA AL LÍMITE
En pleno invierno de 2025 la sanidad pública ha vuelto a mostrar signos de colapso en muchos puntos del país. La alta incidencia de la gripe, junto con otros virus respiratorios como el covid, está saturando los servicios de urgencias de hospitales en varias comunidades, con pacientes esperando en sillas o incluso en camas improvisadas ante la falta de espacio y personal sanitario disponible.
En algunos centros, de hecho, se han registrado jornadas con más de 700 personas atendidas en urgencias en un solo día, mientras otros centros han tenido que reorganizar espacios para absorber la presión adicional. La falta de refuerzos claros y de profesionales suficientes es una de las causas que señalan sindicatos y delegados sanitarios.
Este escenario no es aislado ni puntual. La saturación está afectando tanto a urgencias como a la Atención Primaria, donde cada vez es más difícil conseguir citas en plazos razonables. La acumulación de pacientes y la falta de personal son una combinación que se repite a lo largo de varias comunidades autónomas, y que obliga a gestionar la demanda con pocos recursos.
LISTAS DE ESPERA EN VALORES RÉCORD Y SANITARIOS AGOTADOS
Las listas de espera son otro de los indicadores que muestran la tensión en el sistema sanitario español. Según datos recientes, más de 840.000 personas están pendientes de cirugía, consultas especializadas o pruebas diagnósticas en diciembre de 2025, una cifra que marca uno de los niveles más altos en años y que ha seguido creciendo constantemente. El tiempo medio para una consulta con un especialista supera los tres meses, y hay regiones donde las demoras son aún mayores.
La falta de refuerzos y de profesionales suficientes es una de las causas que señalan sindicatos y delegados sanitarios
La situación de las listas de espera se mantiene como un problema persistente desde hace años, incluso tras la recuperación parcial de la actividad tras la pandemia de Covid-19. La espera prolongada no solo genera malestar y frustración entre los pacientes, sino que puede agravar enfermedades y complicar tratamientos que podrían ser más eficaces si se abordaran con más rapidez.

Un factor clave que empeora la presión sobre la sanidad pública es el envejecimiento demográfico, un fenómeno que no para de intensificarse en España. Actualmente casi una de cada cinco personas tiene más de 65 años, lo que significa que cerca de 10 millones de españoles residen en el país con esa edad o más, y este porcentaje ha seguido creciendo en los últimos años.
No solo hay más personas mayores, sino que también hay un porcentaje notable de población de edad muy avanzada: más del 6% de los habitantes tiene más de 80 años y más de 650.000 son mayores de 90 años, según los últimos informes demográficos del INE.
EL ENVEJECIMIENTO TENSIONA LA SALUD PÚBLICA
Ese envejecimiento tiene un efecto directo en la demanda sanitaria. Las personas mayores consumen una parte desproporcionada de los recursos del sistema, ya que tienden a necesitar más consultas médicas, más atención especializada, más tratamientos crónicos y mayores tasas de hospitalización que los grupos más jóvenes. A medida que la población envejece, las enfermedades crónicas como diabetes, problemas cardiovasculares o demencias se vuelven más frecuentes, aumentando la presión sobre hospitales, atención primaria y servicios especializados.
Además, las proyecciones demográficas muestran que esta tendencia no va a disminuir: se espera que para mediados de siglo, alrededor del 30% de la población española sea mayor de 65 años, lo que elevará aún más la demanda de servicios sanitarios y de cuidados de larga duración.
LA SANIDAD YA NO LLEGA A TIEMPO
Este desequilibrio demográfico se combina con la falta de recursos humanos suficientes en el sistema de salud. Aunque cerca del 80% de la población ha utilizado servicios de atención primaria al menos una vez en el último año, la plantilla de profesionales que atienden a esta demanda está estirada al máximo, con cifras que no crecen al ritmo de las necesidades.

Es de aquí, por tanto, que una parte de la población considera que las listas de espera han empeorado durante los últimos años, y un porcentaje importante (43%) también nota dificultades para acceder a la atención médica primaria. Esto se traduce en una percepción de que la sanidad pública necesita mejoras urgentes y profundas para responder a las demandas actuales.
Con estos datos encima de la mesa, la necesidad de reformas en el sistema de salud -desde mejorar la gestión y aumentar las plantillas hasta invertir en infraestructura y tecnología- se vuelve cada vez más evidente. Sin una actuación rápida y coordinada entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, la salud pública española corre el riesgo de ver deteriorada la calidad de atención que históricamente ha sido una de sus señas de identidad.







