Tres horas: Ese sería el tiempo que Felipe VI le permitió a Juan Carlos I compartir con la Familia Real

Sí, tres horas habría sido el tiempo que duró el almuerzo privado en el Palacio de El Pardo que reunió a toda la Familia Real española para conmemorar los 50 años de la Monarquía.

Un encuentro entre Juan Carlos I y la Famila Real estuvo marcado por los gestos y los simbolismos, donde la forma de llegar y salir de cada miembro habló más que cualquier declaración oficial. Mientras el rey emérito Juan Carlos I llegaba y se marchaba completamente solo, tras doce horas de vuelo desde Abu Dabi para estar apenas cinco en Madrid, el rey Felipe VI lo hacía acompañado de su mujer y sus hijas en un evidente mensaje de unidad. Unas sesenta personas compartieron mesa en un ambiente que los testigos definen como distendido, según El Mundo, en una celebración que servía de homenaje a la reina Sofía. 

Cualquier acto de la Familia Real está sujeto al microscopio público, pero cuando se trata de un encuentro privado, y este en especial por el contexto de la situación, cada detalle se amplifica. El almuerzo de este sábado en el Palacio de El Pardo, concebido como una celebración íntima de los 50 años de la Monarquía, se convirtió en el escenario perfecto para leer entre líneas cómo se manejan las relaciones dentro de la Casa Real. La llegada de los invitados, el orden de las entradas, las compañías y, sobre todo, la coreografía alrededor de la figura del rey emérito Juan Carlos I, dibujaron un mapa de la situación actual. 

‘Juan Carlos I’ y su entrada en solitario

La mañana del sábado dejó una de las imágenes más elocuentes del día. Juan Carlos I aterrizó en Madrid minutos después de las once y media de la mañana en un avión procedente de Abu Dabi. Su llegada a España era, en sí misma, un gesto significativo. Una hora y cuarenta minutos después de su aterrizaje, el rey emérito “se convertía en una de las primeras personas en atravesar la puerta lateral del palacio de El Pardo”, según El Mundo. 

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‘Juan Carlos I’ y su entrada en solitario
‘Juan Carlos I’ y su entrada en solitario | Fuente: Europa Press

El detalle crucial fue cómo lo hizo. Según la información, “lo hacía en el asiento del copiloto de un coche en el que no le acompañaba ningún familiar”. La frase que han utilizado diversos medios: “Llegó solo al Pardo”. Esta entrada en solitario contrastaba con la comitiva familiar que llegaría un cuarto de hora después. Mientras el grueso de los invitados, encabezados por la reina Sofía y la infanta Cristina, accedía al palacio organizadamente, la imagen del emérito accediendo por su cuenta marcaba desde el primer minuto las distancias en el seno de la familia.

Tras la entrada en solitario del rey emérito, comenzó el desfile del resto de la familia, un proceso que por sí solo explicaría las ramas y los vínculos actuales. “Encabezaba la comitiva de vehículos un todoterreno gris en el que iban la Infanta Cristina y la Reina Sofía”. Detrás de ellas, llegaban “los cuatro nietos Urdangarin, dos de ellos con sus novias, Victoria Federica y los Grecia”.

La familia griega, siempre presente en los actos privados, tuvo su propio vehículo. En él viajaba “el aspirante al Trono de los Helenos, Pablo, junto a su esposa, Marie Chantal, y su madre, la reina Ana María de Grecia, viuda de Constantino y cuñada de la emérita Sofía”. Les seguían otros miembros de la rama griega, confirmando la importancia de estos lazos en el ámbito familiar no oficial. Unos minutos más tarde, otro vehículo trajo a “la Infanta Elena junto a Froilán de Marichalar, que conducía el coche”. Se destacó que la tercera en la línea de sucesión “saludaba animosa en la puerta”, mostrando una actitud abierta frente a las cámaras. 

Los reyes, sus hijas y el mensaje de continuidad

El momento más esperado llegó a las dos en punto de la tarde. “Los Reyes Don Felipe y Doña Letizia, acompañados por la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, llegaban al Palacio”. La imagen no podía ser más distinta a la del emérito. “Iban todos en un coche marca Lexus conducido por el Monarca”.

Los reyes, sus hijas y el mensaje de continuidad
Los reyes, sus hijas y el mensaje de continuidad | Fuente: Europa Press

Este gesto, aparentemente simple, era enormemente significativo. El rey actual llegaba con su esposa y sus dos hijas, las herederas de la Corona, en un mismo vehículo. Era la representación visual de la unidad del núcleo familiar reinante. Además, tuvieron “la deferencia de bajar la ventana y detenerse un momento para saludar”, mostrando una accesibilidad controlada que contrastaba con la discreta entrada lateral del rey emérito. Una vez que ellos accedieron al palacio, “miembros de la Guardia Real cerraron la puerta, dada por zanjada la entrada de más invitados”. 

La salida y el largo viaje de regreso

La jornada festiva terminó a las cinco de la tarde. La salida de los invitados volvió a ser tan reveladora como la entrada. “Como a la entrada, Juan Carlos I salió solo, seguido en un coche por su nieto Froilán de Marichalar”. La soledad del emérito se mantenía hasta el último minuto. “Minutos después salía Felipe VI en el mismo coche en el que entró, pero sin la Reina y sus hijas, que se marcharon en un vehículo distinto”.

La reina Sofía abandonó El Pardo “junto a Victoria Marichalar e Irene Urdangarin”, seguida por el resto de la familia. Pero el dato más contundente sobre la situación de Juan Carlos I vino después: “Don Juan Carlos se ha marchado directo al aeropuerto, donde a las seis de la tarde despegaba su avión rumbo a Abu Dabi”. Según el mencionado diario: “El Emérito ha pasado en total 12 horas volando para permanecer cinco en El Pardo y tres con su hijo”. 

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María José Gómez Verdú, experta en protocolo, aportó las claves para entender lo que significó este almuerzo

Sobre la ausencia del rey emérito en el acto oficial del día anterior, Verdú advirtió que no puede leerse “únicamente como una omisión”. En su análisis abordado por la revista Lecturas, comenta que esta ausencia, “responde más bien a la necesidad de centrar la narrativa en el reinado actual” y alejar todo lo que pueda dañar la imagen de la Corona.

Sobre la aparente contradicción de excluirlo del acto público e incluirlo en el privado, la experta comentó: “Aunque para muchos pueda ser desconcertante, este almuerzo encaja con la distinción que el protocolo siempre establece entre lo público y lo privado”. Y concluyó: “Lo que podría interpretarse como una contradicción es, en realidad, una separación clara de escenarios: en público se comunica un mensaje; en privado, se permite la convivencia familiar sin cargas”.

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