Haro, la Toscana riojana: viñedos y bodegas que conquistan en invierno

La gastronomía de Haro te reconfortará con platos de cuchara y sabores auténticos, maridados a la perfección con los vinos de la región. Más allá del vino, Haro ofrece un ambiente tranquilo y cultural, con calles históricas y gentes amables que te harán sentir como en casa en tu escapada a la Rioja.

Siempre pensamos en los viajes como una huida hacia el sol, pero hay destinos que, como Haro, nos recuerdan la belleza de lo inesperado en plena estación fría. ¿Quién dijo que el invierno era solo para quedarse en casa? Hoy os traigo una experiencia que os hará cambiar de opinión, una escapada a la Rioja Alavesa que se graba a fuego en el alma.

Olvidaros de las playas abarrotadas y los chiringuitos, porque lo que os propongo es un viaje al corazón de La Rioja, donde el frío realza cada sorbo de vino. Como me decía un buen amigo el otro día, casi susurrando: "No hay nada como Haro en invierno", y vaya si tenía razón el muy canalla al asegurar que allí se descubre la verdadera esencia del vino y la paz. Preparad la maleta, que nos vamos a descubrir la magia que esconde la capital del Rioja.

EL ENCANTO OCULTO DE HARO EN INVIERNO

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La imagen de los viñedos desnudos bajo el cielo plomizo tiene un magnetismo especial, casi místico, que solo se entiende al vivirlo. De repente, la prisa se esfuma y cada paseo por estas tierras de Haro se convierte en una meditación, en un descubrimiento lento de la arquitectura bodeguera, imponente y silenciosa. Es una postal que te roba el aliento, con las cepas esperando pacientemente la primavera, envueltas en un manto de escarcha.

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Hay algo en el ambiente de Haro en esta época que te envuelve, una sensación de autenticidad que te hace sentir parte del paisaje. Las bodegas, ahora sin el ajetreo de la vendimia, invitan a adentrarse en sus entrañas, a saborear la historia en cada copa de vino. Mi amigo no paraba de repetirme que en invierno, la capital del Rioja se muestra tal cual es, sin disfraces, revelando la verdadera alma de La Rioja. Es el momento perfecto para una escapada a la Rioja Alavesa, donde el tiempo parece detenerse.

UN PASEO ENTRE VIÑEDOS DORMIDOS

Recorrer los caminos entre las vides, ahora despojadas de su follaje, es una experiencia que te conecta directamente con la tierra. Puedes sentir el frío en la cara, pero también la calidez de la tradición que impregna cada metro cuadrado de esta comarca. Es fascinante pensar en el ciclo de la vida, en cómo estas cepas de Haro, aparentemente inertes, guardan en su interior la promesa de la próxima cosecha, de nuevos caldos que un día brindaremos. Es un espectáculo de resiliencia natural.

El silencio solo se rompe por el crujir de las hojas secas bajo tus pies o el canto lejano de algún pájaro invernal. En estos paseos por los alrededores de Haro, cada detalle cobra un significado especial, desde las pequeñas parcelas de tierra hasta los majestuosos cerros que custodian los viñedos. Mi amigo, siempre un sabio, insistía en que para entender el vino, hay que entender la vid en su descanso, cuando la naturaleza se toma un respiro antes de la explosión primaveral. Es una lección de paciencia y sabiduría ancestral.

BODEGAS CON HISTORIA: TESOROS BAJO TIERRA

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Visitar las bodegas en Haro durante el invierno es un privilegio. La tranquilidad permite sumergirse por completo en el proceso de elaboración, desde los imponentes toneles hasta las silenciosas cavas. Es un viaje al corazón del vino, donde los aromas a madera y a vino añejo te envuelven, una experiencia sensorial que te permite apreciar la maestría y la dedicación de quienes custodian este legado. Aquí se siente la historia en cada rincón.

Muchas de estas bodegas, algunas centenarias, abren sus puertas para mostrarte sus secretos, sus historias, sus vinos más preciados. Te cuentan con pasión cómo cultivan sus uvas en Haro, cómo miman cada paso, y es entonces cuando entiendes por qué La Rioja es sinónimo de excelencia. "No hay mejor momento para catar que en invierno", me confesó un enólogo, porque el frío afina el paladar y permite apreciar matices que, en otras épocas, quizás pasarían desapercibidos. Es un momento para degustar sin prisas.

LA GASTRONOMÍA DE HARO: CALOR Y SABOR EN CADA PLATO

Después de un paseo por los viñedos o una visita a las bodegas, el apetito se despierta con ganas de sabores auténticos. Y en Haro, la gastronomía invernal es un abrazo al alma, con platos de cuchara que te devuelven el calor y te reconfortan. Es el momento de sentarse en una tasca acogedora, con chimenea, y disfrutar de un buen guiso, de esos que te recuerdan a la cocina de la abuela, con ingredientes de la tierra que saben a gloria. Una auténtica delicia para el paladar.

Imagina un plato de patatas a la riojana o unas chuletillas al sarmiento, maridadas con un tinto de la zona. Es una combinación perfecta, una sinfonía de sabores que te hace sentir que estás en el lugar correcto, en el momento preciso. Mi amigo, un gran conocedor de la buena mesa, me lo advertía: "La comida en Haro en invierno te recarga las pilas", y te prepara para seguir descubriendo los secretos de esta joya de La Rioja. Cada bocado es un placer.

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MÁS ALLÁ DEL VINO: QUÉ HACER EN HARO EN INVIERNO

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Aunque el vino es el gran protagonista de Haro, la ciudad tiene mucho más que ofrecer cuando el frío aprieta. Sus calles empedradas invitan a perderse, a descubrir sus palacetes y edificios históricos, cada uno con una historia que contar. El ambiente es tranquilo, auténtico, y te permite disfrutar de la vida local, de sus gentes y de su ritmo pausado, lejos del bullicio de otras épocas. Es un Haro más íntimo y personal.

Y si te apetece un plan diferente, siempre hay alguna exposición de arte local, un mercado de productos de la tierra o, incluso, alguna festividad invernal que te sorprenderá. Como me decía ese amigo, al que ahora doy la razón más que nunca, "en Haro, el invierno no es un obstáculo, es una oportunidad", una invitación a vivir La Rioja de una manera diferente, más auténtica y profunda, una verdadera joya a descubrir. Así que, ¿a qué esperas para planear tu escapada a Haro.

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