"Mucho más nocivo de lo que imaginas”: El hábito diario que daña la salud de tu perro, según un experto adiestrador

Llegas a casa después de un día largo y tu perro te recibe como si fueras una superestrella. Salta, ladra, se frota contra ti. Es tentador corresponder con la misma energía, ¿verdad? Pues resulta que ese momento tan emotivo puede estar haciendo daño a tu mascota. 

Víctor Mañero, un adiestrador con experiencia, lo ha visto en primera persona. Tanto, que recuerda el caso de un perro bulldog francés que sufrió un infarto por la excitación del saludo. Te explicamos por qué pasa esto y cómo puedes saludar correctamente a tu perro para evitar riesgos. Esto es algo que casi todos hacemos sin pensar. Llegamos a casa y nos lanzamos a saludar a nuestro perro con toda la energía que tenemos. Parece lo más natural del mundo. Pero Víctor Mañero lanza una advertencia después de años trabajando con perros: "No saludes a los perros en la entrada de casa".

La razón es más simple de lo que parece pero es realmente importante. Los perros no gestionan la excitación como nosotros. Para ellos, nuestra llegada ya es un evento importante. Si añadimos gritos, caricias exageradas y movimientos bruscos, la situación se les puede ir de las manos. Lo sabemos, suena raro. Siempre hemos pensado que entre más cariño, mejor. Pero en este caso, el exceso de entusiasmo puede ser contraproducente. Tu perro ya está suficientemente emocionado con tu regreso. No necesita que le subas más el volumen.

El caso que hizo cambiar a Mañero

El caso que hizo cambiar a Mañero
El caso que hizo cambiar a Mañero | Fuente: Pexels

Mañero tiene una historia para explicar por qué es tan importante evitar esto. "Recuerdo el caso de un bulldog francés que estaba tan nervioso al esperar a su propietaria que su corazón iba a una velocidad de 180 pulsaciones por minuto, y al saludarla, se disparó a 220". Esto, sin embargo, no es solo un dato curioso, ni aislado. 

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El pobre animal "terminó sufriendo un infarto por la excitación". Imagina la escena: un perro tan feliz de ver a su dueña que literalmente se muere de la emoción.El adiestrador lo pasó tan mal con este suceso que "no pudo volver a adiestrar en dos semanas". Y la familia, lógicamente, "decidió no tener más perros".

Entonces, ¿qué hacemos? ¿Ignorar a nuestro perro cuando llegamos a casa? No exactamente. Se trata de mantener la calma y no añadir leña al fuego. Cuando entres, respira hondo. No te lances inmediatamente a acariciar a tu perro. Déjale que se calme un poco. Si está demasiado alterado, espera a que se serene antes de interactuar. "Lo que para ti es un gesto de cariño, para él puede ser una sobreexcitación que dispara el estrés y afecta directamente a su salud física", explica Mañero. No se trata de querer menos a tu mascota, sino de demostrárselo de una forma que no le perjudique.

¿Cuándo y cómo educar a un perro y qué errores evitar?

¿Cuándo y cómo educar a un perro y qué errores evitar?
¿Cuándo y cómo educar a un perro y qué errores evitar? | Fuente: Pexels

Jesús Gómez, otro experto en entrenamiento canino, da algunas claves importantes. "Es fundamental que los tutores tengan en cuenta una serie de recomendaciones para que el aprendizaje sea un proceso ameno tanto para las mascotas como para las personas".

Aunque los perros pueden aprender durante toda su vida, hay etapas más adecuadas que otras. Los primeros meses son puntuales. Hasta los 4 meses, el cachorro explora pero no retiene bien las órdenes. Después de esta edad, y con sus vacunas al día, ya está listo para entrenamientos básicos. A partir de los 10 meses, el perro puede entender instrucciones más complejas. La clave está en la repetición y, muy importante, en los refuerzos positivos. Premios, caricias y palabras amables funcionan mucho mejor que los castigos.

Por otra parte, uno de los mayores fallos es pensar que el perro entiende todo desde el primer día. La paciencia es fundamental. También lo es la consistencia. Si un día permites que el perro salte al sofá y al siguiente le regañas por lo mismo, solo consigues confundirlo. Al respecto, Gómez indica que: "Evitar castigos físicos o gritos, ya que los perros aprenden mejor con premios, caricias o palabras amables".

Cuando se castiga, se golpea o se maltrata al animal, este aprenderá la conducta, pero no lo hará de manera natural, sino por miedo. Otro error frecuente es no establecer jerarquías. "El perro necesita entender su lugar en la jerarquía familiar". Pero ojo, esto no significa ser autoritario, sino ser consistente y claro con las normas.

Querer a nuestro perro a veces significa contener nuestras ganas de achucharlo. Como explica Mañero, esa efusividad que nos sale natural puede ser perjudicial para su salud. No se trata de ser fríos, sino de encontrar un punto medio donde demostremos nuestro cariño sin sobreexcitar a nuestra mascota. Los perros nos dan todo sin pedir nada a cambio. Lo mínimo que podemos hacer es aprender a tratarlos de la forma que más les beneficia. Al fin y al cabo, su bienestar es lo más importante.

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