El alquiler devora España: el 45% de los inquilinos está en riesgo de pobreza

El alquiler se ha convertido en una trampa silenciosa para miles de españoles. Casi la mitad de los hogares que viven arrendados están en riesgo de pobreza o exclusión social. Los sueldos no acompañan, los precios no frenan y la vivienda, lejos de ser refugio, se ha vuelto un factor más de desigualdad.

El hecho es difícil de ignorar: en España, casi uno de cada dos hogares que viven en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social. Un contundente 45% que, según el último informe de Cáritas Española junto a Fundación FOESSA, revive la vieja idea de que tener techo no siempre significa tener seguridad.

El dato es aún más grave cuando se lo compara con la Unión Europea: España ocupa uno de los primeros puestos en este indicador de vulnerabilidad entre inquilinos. En la presentación del informe se describió la vivienda en alquiler como “una trampa de pobreza” que impulsa muchas familias hacia la precariedad.

CASI LA MITAD DE QUIENES VIVIEN DE ALQUILER EN ESPAÑA ESTÁN AL BORDE DE LA POBREZA

El contexto es bastante complejo. En la última década los precios del alquiler han subido con rapidez -casi cuatro veces más que los salarios según algunos análisis-, mientras que las respuestas estructurales han sido lentas o insuficientes.

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Para muchas personas, pagar un alquiler ya no es solo un gasto más, sino una fuente de fragilidad que condiciona el resto de la vida: qué comen, dónde viven, si pueden ahorrar o si se adelantan los sueños personales.

El perfil más expuesto no es único. jóvenes que no han logrado emanciparse, familias monoparentales, mujeres al frente de hogares o personas con empleo pero de contrato precario. El estudio advierte que poseer un empleo ya no garantiza escapar de la exclusión. Cuando el sueldo se va en gran parte al alquiler, la vulnerabilidad se instala en los inquilinos españoles.

El alquiler devora España: el 45% de los inquilinos está en riesgo de pobreza Fuente: Agencias
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UN EMPLEO YA NO GARANTIZA ESTABILIDAD

En zonas urbanas, el problema se intensifica. En estas áreas el alquiler absorbe una porción creciente del presupuesto familiar, y muchos inquilinos se ven obligados a adoptar estrategias de supervivencia: compartir piso, mudanzas recurrentes, evitar gastos esenciales. Una vez atrapado en ese ciclo, el ascensor social deja de funcionar.

Quizás lo más alarmante es que esta situación precipita efectos secundarios graves: salud mental afectada, menor capacidad de ahorro, menor inversión educativa y menor estabilidad residencial. El informe señala que la vivienda ya no es solo un bien, sino un vector estructural de desigualdad.

SE NECESITA AUMENTAR EL PARQUE DE VIVIENDA ASEQUIBLE, REGULAR LOS PRECIOS DE ALQUILER...

¿Qué soluciones plantean los expertos? Entre ellas, incrementar el parque de vivienda asequible, regular los precios de alquiler, reforzar los mecanismos de apoyo social para inquilinos vulnerables y tratar el problema de la vivienda como una cuestión central de política pública y no solo como asunto del mercado inmobiliario. El informe de FOESSA insiste en que el modelo actual "expulsa a uno de cada cuatro hogares de una vida digna".

Para el lector que alquila hoy, el mensaje es claro: el riesgo está ahí, y es real. Ver menos ingresos porque el alquiler se come buena parte del sueldo ya no es una excepción. En el país que presume de recuperación económica, la contrapartida es esta: casi la mitad de los inquilinos viven al límite. Y no se trata de futuro o potencial, sino de presente.

El alquiler devora España: el 45 % de los inquilinos está en riesgo de pobreza Fuente: Agencias
Fuente: Agencias

O lo que es lo mismo; este 45% no es solamente una cifra más. Es un espejo que refleja cómo la vivienda en alquiler, lejos de ser un paso hacia la emancipación para muchos, se ha convertido en un freno. Y si la precariedad laboral también ha sido normalizada, la combinación de ambos hace que la vivienda (ese espacio al que todos aspiramos) se convierta a veces en un terreno movedizo.

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El precio del alquiler tiene un efecto inmediato sobre el día a día de las familias. Quienes pagan rentas altas terminan recortando gastos en comida, transporte o ocio. Esto no solo afecta a su economía, sino también al consumo en general. La falta de viviendas más baratas y la escasez de vivienda pública empeoran la situación, dejando a muchas familias con pocas opciones y aumentando las dificultades económicas.

El riesgo de pobreza por el alquiler se ha vuelto un problema grave y creciente. Sin medidas que faciliten el acceso a viviendas más asequibles, esta situación seguirá afectando a millones de españoles, sobre todo a los jóvenes y a quienes tienen salarios bajos o medios. Y en ese escenario, los datos no mienten: casi la mitad de quienes alquilan viven al filo.

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