El freestyle español ha dejado atrás su crisis y está recuperando impacto. Aunque lejos de los números y la incidencia de hace un lustro y una década, tanto Red Bull Batalla como Freestyle Master Series (FMS) —las dos principales competencias de las batallas de gallos del rap de habla hispana— están volviendo a generar un mayor interés con una estrategia muy clara: la de la nostalgia.
Si bien es cierto que existen nuevos referentes y promesas que cargan con la nueva escuela de freestylers, los profesionales que llevan años y años en el mundillo siguen generando mucho más interés, y se ha podido observar en el último año cómo el regreso de algunos grandes nombres propios al circuito está revitalizando el mismo.
Los mejores ejemplos son los dos grandes eventos que tenemos para lo que queda de 2025. Tanto Red Bull Batalla: Nueva Historia como la nueva edición de FMS World Series optan por lo mismo: grandes nombres del pasado protagonizando carteles junto a quienes también fueron grandes y todavía no han sido destronados (al menos a nivel de generación de interés) y, en menor medida, a alguna promesa actual.
Sobre la primera competición, la organización de Red Bull hizo público que el 29 de noviembre de 2025 celebrará en Tecnópolis (Buenos Aires) una edición especial conmemorativa que reúne a 16 MCs representativos de distintas épocas del freestyle. La propuesta, pensada como homenaje a dos décadas de rimas improvisadas, mezcla ídolos de los orígenes con campeones más recientes y promesas emergentes, pero son los primeros los que convierten la cita en especial.
La última incorporación es Chuty, el mejor competidor español y uno de los mejores de la historia del freestyle, que se unirá a la escuadra española formada por Bnet, Arkano, Skone, Invert, Noult y Gazir y compartirá escenario con grandes figuras internacionales como Aczino, Rapder, Azuky y Hadrian (México), Frescolate, Exe y Sophia (Argentina), Fat N (Colombia) y Link One (Puerto Rico). La presencia de nuevas caras es prácticamente testimonial, y el peso está en tipos que llevan más de una década vinculados a la disciplina.
El peso de las competiciones se centra hoy en tipos que llevan más de una década vinculados a la disciplina
FMS World Series, por su parte, ha diseñado una gira global que también apuesta por ese equilibrio generacional. Con paradas anunciadas en ciudades como Valencia, Ciudad de México, Bogotá o Santiago de Chile, la competición profesional —el modelo de ligas por países que ha marcado la pauta en los últimos años— ha incorporado en su nómina a numerosos veteranos que han marcado la técnica y el formato competitivo del freestyle actual.
No faltan veteranos como Zasko, Aczino, Chuty, Teorema e incluso el mexicano Jony Beltrán, y la organización ha explicado que cada jornada contará, además de con la presencia de "leyendas" junto a jugadores más jóvenes, con los llamados "extra players", donde encontramos nombres como Bnet o Sara Socas, que regresan al freestyle este año. Una fórmula que, además de garantizar espectáculo, pretende recuperar el vínculo de los aficionados con hitos pasados del circuito.
El 20º aniversario de Red Bull, la suma perfecta
Y es que el regreso de Bnet es uno de los mejores ejemplos. El rapero madrileño ha vuelto este año a competir tras una etapa alejado completamente del circuito. Y, aunque no está en la liga de FMS España, sí ha competido como "extra player" y sí se ha animado a participar en Red Bull nuevamente, quedando como campeón de España de nuevo en 2025 y ganándose un pase para competir por la próxima Red Bull Internacional en Chile.
Su mera presencia ha revitalizado una escena que cada vez perdía más fans, y las compañías lo saben. Por eso, el 20ª aniversario de Red Bull Batalla le ha venido como anillo al dedo a la marca para volver a traer ese sentimiento nostálgico a los escenarios, tanto con freestylers que continúan improvisando pero que tienen una carrera destacada, como con aquellos que llevaban años alejados del panorama.
Con Red Bull 5 Vidas: Edición 20 años de rimas, vimos de vuelta a McKlopedia, Piezas, Hadrián, Frescolate y Arkano en un evento muy celebrado por los seguidores del mundillo y por aquellos que llevaban un tiempo desconectado.
El mismo Arkano también ha regresado a escena, compitiendo en FMS España a un alto nivel después de una etapa ofreciendo un bajo rendimiento en apariciones a cuentagotas.
El efecto del recuerdo en el freestyle de hoy
No hay que olvidar que detrás de todo esto hay una lectura económica y mediática: el público que vivió los primeros años del fenómeno es ahora una audiencia adulta con poder adquisitivo —entradas, merchandising, consumo de contenido— y la presencia de figuras consagradas atrae a ese público.
En segundo término, el retorno de los veteranos satisface una demanda artística, ya que muchos aficionados y promotores consideran que la escena debe reivindicar su historia para no perder su identidad ante la rápida profesionalización y la proliferación de formatos.
Y, en tercer lugar, está el factor didáctico y técnico: los veteranos aportan referencias formales —recursos métricos, estructuras de punchline, manejo escénico— que sirven de escuela para las nuevas generaciones.
No obstante, la estrategia no está exenta de controversia. Parte del público celebra la reunión de estrellas como un acto de justicia poética y nostalgia agradecida, pero otra parte teme que el protagonismo de los nombres consagrados deje menos espacio para la emergencia de voces nuevas y heterogéneas.

En redes sociales, algunos debates se han centrado en si es legítimo convertir aniversarios en grandes revivals o si, por el contrario, la salud del freestyle exige seguir apostando por las batallas abiertas y por la escena local. La organización de ambos eventos ha intentado neutralizar esa crítica mezclando invitaciones a veteranos con plazas clasificatorias y con la presencia de jóvenes talentos en los carteles.
Sea como fuere, en el terreno artístico, la convivencia entre generaciones ofrece narrativas sugerentes. Ver a un freestyler que dominó la escena en 2010 enfrentarse a un competidor formado en los ecos del 2020 genera contrastes estilísticos, ya sea el uso del punchline clásico frente a ritmos y estructuras más contemporáneas, la formalidad de la métrica contra la cadencia del flow actual o la veteranía en la gestión de la escena frente a la frescura arriesgada.
Y no hay que olvidar que para los propios artistas veteranos, la experiencia supone tanto una oportunidad para reivindicar el legado como un reto técnico: adaptarse a jurados, formatos y públicos que han evolucionado.








