Cronica de Irene Silio
Anoche, martes 11 de noviembre de 2025, Katy Perry dió en el Movistar Arena de Madrid el que fue su último concierto en Europa de la gira The Lifetimes Tour. Un espectáculo que no se limitó a un simple concierto: fue una experiencia visual, teatral y sensorial.
Con las puertas abriendo a las 18:30 h, el recinto empezó a llenarse de una expectación palpable. Nada más se abrieron las puertas a las 18:30 h el recinto empezó a llenarse. La pista y las gradas se tiñeron de camisetas, pancartas, personas con outfits míticos de la artista y emoción.
Los fans (Katy Cats) esperaban no solo escuchar los grandes himnos de la cantante, sino también un despliegue escénico a la altura de las expectativas, aunque tanto el escenario como la cantidad de camiones aparcados fuera ya anticipaban que lo que estaba por venir se alejaba de lo convencional.
UNA GIRA DE CIENCIA FICCIÓN
Desde el primer momento, Katy creó una narrativa visual que mezcló elementos de videojuego, ciencia-ficción, acrobacias y espectáculo. Apareció suspendida en el escenario, con una armadura evocando a una heroína de videojuego.
La organización del show fue en distintos bloques temáticos que estaban representados como si fueran distintos “mundos” en un videojuego. El primer acto tenía una estética más futurista, el segundo una temática más pop, el tercero fue más íntimo y cercano. Además hubo un momento donde el público podía votar entre varias canciones cual queria que cantase.

La tecnología luminosa, pantallas gigantes, estructuras voladoras tipo mariposa o tubos, bailarines vestidos como cyborgs, y una pasarela que se extendía por la pista, todo ello reforzó la sensación de “más que un concierto”.
UN REPASO A LOS EXITOS
La apertura con “ARTIFICIAL” y continuación con “Chained to the Rhythm”, “Teary Eyes” y “Dark Horse”. Aunque, donde el público enloqueció fue cuando cantó himnos como “Teenage Dream” o “Hot n Cold”. También hubo momentos más tranquilos como por ejemplo cuando el público iluminó el recinto con las linternas de sus móviles.
El mayor momento de interacción fue un bloque titulado “Elige tu propia aventura”, donde se permitió al público votar qué canción quería que cantara la artista. Acabó cantando la canción dedicada a su hija “By the Grace of God” y la que es un himno de la cultura popular “The One That Got Away”, en esta última eligió a 6 personas del público para que la cantaran con ella. También mencionar que cantó su nueva canción Bandaids, lanzada este 2025.
El cierre no dejó nada que desear, cantó “Roar” montada en una mariposa gigante que daba vueltas alrededor del lugar acercándose a las gradas y por último se despidió con “Firework” moviéndose por todo el escenario invitando a la gente a bailar, además de contar con un espectáculo de pirotecnia.
El concierto ofreció una dualidad: por un lado, un show con un gran despliegue visual, coreografías y una gran creatividad que se nota que hay un gran trabajo detrás de todo ello. Por otro, el enfoque musical puro fue más secundario, a favor de una experiencia global, pero a pesar de esto el concierto no dejó nada que desear.
Hay que destacar la cercanía de Katy con los fans, se mostró divertida, bromista y muy cercana en todo momento ( “¡y reina!” “¡y guapa!, le coreaban los fans) y también cosciente de su trayectoria en el mundo de la música (“tengo 41 años y estoy fabulosa” dijo) mientras interactuaba con los fans.
El concierto de Katy Perry fue una noche llena de color, energía, espectáculo y risas. Fue toda una celebración pop que abarcó hits conocidos por todos, interacción emocional y momentos exclusivos







