Una de las mayores preocupaciones de los padres tiene que ver con la salud infantil de sus hijos, pero al mismo tiempo en el día a día se cometen muchos errores que pueden afectar de forma directa a la misma, haciendo que se vea perjudicada a diferentes niveles, tanto físico como mental.
Son muchos los estudios que han confirmado que el uso excesivo de pantallas se ha convertido en una epidemia silenciosa que afecta al cuerpo y la mente de los hijos, por lo que instan a que se tenga bajo control el uso de dispositivos como televisores, tablets o smartphones desde edades tempranas.
LA SALUD INFANTIL ESTÁ EN PELIGRO

El cuidado de los niños ha ido evolucionando con el paso del tiempo, y no solo porque las galletas y cereales que algunos pediatras recomiendan y que destrozan su metabolismo, sino que también tiene mucho que ver con el uso de dispositivos móviles y pantallas por parte de los menores.
Los niños del siglo XXI descubren el mundo a través de una pantalla incluso antes de aprender a escribir, puesto que muchos de sus padres les facilitan televisores, tablets, smartphones y otros dispositivos para entretenerlos, en muchos casos obviando que pueden afectar notablemente a la salud infantil.
Las imágenes en movimiento capturan su atención, con sonidos que los estimulan y los padres recurriendo a ellos para que, de alguna manera, se conviertan en niñeras electrónicas. Aunque puede parecer un entretenimiento inocente, se está convirtiendo en un gran problema de salud infantil.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (INSERM) han publicado diversas advertencias sobre el uso de pantallas a edades tempranas, asegurando que esta exposición altera el desarrollo físico, emocional y cognitivo de los niños.
Lo más preocupante de todo es que sus estudios muestran cómo, a los 2 años, los pequeños ya pasan casi una hora diaria al frente de una pantalla, que crece hasta más de hora y media a los 5 años y medio.
LA OMS ADVIERTE DE ESTE PELIGRO PARA LA SALUD INFANTIL

Desde el año 2019, la Organización Mundial de la Salud ha insistido en la importancia de proteger la salud infantil, recomendando la cero exposición a las pantallas antes del primer año de vida, y un máximo de una hora entre los 2 y 5 años.
Las directrices de la OMS sobre actividad física, sedentarismo y sueño para menores de 5 años pasan porque exista una supervisión adulta constante. En este sentido, recalca que no solo se trata de regular el tiempo, sino de preservar actividades esenciales, como el juego libre, el contacto humano, la exploración y el descanso.
Los pilares del desarrollo infantil y las pautas que insiste en la necesidad de proteger para mejorar la salud infantil pasan por dar importancia al sueño, que se ve afectado por la luz azul y la estimulación continua; la motricidad y el lenguaje, que requieren movimiento e interacción. A ello se suma la regulación emocional, que depende del vínculo humano y la capacidad de espera.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS PANTALLAS EN LA SALUD INFANTIL

Más allá de los factores clave a la hora de elegir una escuela infantil, conviene tener en cuenta las diferentes consecuencias que las pantallas pueden tener sobre la salud infantil. Las pantallas invitan a la movilidad, por lo que cada minuto que el niño pasa delante de ellas es un minuto menos de juego activo, de correr, saltar o explorar.
Esta falta de movimiento tiene consecuencias físicas, traduciéndose en un mayor riesgo de obesidad, problemas posturales y trastornos visuales como la miopía precoz, que es cada vez más frecuente. Además, el tiemop sedentario que se pasa delante de estos dispositivos también altera los ritmos circadianos.
El cerebro, engañado por la luz artificial, también retrasa la producción de melatonina y perturba el descanso nocturno, y todo ello lleva a que los niños se muestren más irritables, con menor atención y con un menor rendimiento escolar.
Igualmente, la salud infantil también se ve afectada por sus consecuencias cognitivas y emocionales, existiendo una relación directa entre la exposición sin mediación parental y los trastornos del lenguaje. De hecho, según INSERM, un niño que pasa largas horas con una pantalla sin interacción humana tiene hasta seis veces más riesgo de presentar retrasos en la adquisición del habla.
También hay que sumar la estimulación constante de los contenidos digitales hiperactiva el sistema dopaminérgico y reduce la tolerancia a la espera. El cerebro se acostumbra a la gratificación instantánea. Todo ello puede derivar en déficit de atención, ansiedad e irritabilidad.
MEDIDAS PARA PROTEGER LA SALUD INFANTIL

Ante estos riesgos para la salud infantil, diferentes países han tomado medidas para tratar de proteger a los menores de edad. De hecho, Francia fue pionera tras proponer las pantallas antes de los 3 años, limitarlas estrictamente hasta los 6 años y restringir el uso de smartphones en la infancia.
Como consecuencia de ello, desde julio del presente año 2025, todas las pantallas están prohibidas en guarderías y centros de cuidado infantil. Asimismo, el nuevo historial clínico que reciben los padres franceses desde el nacimiento de sus hijos, incluye guías sobre buenas prácticas digitales.
El objetivo no es otro que proteger el desarrollo y la salud infantil y reducir posibles desigualdades, puesto que los niños de entornos vulnerables acostumbran a estar más expuestos a pantallas por falta de alternativas recreativas.
Con la limitación de las pantallas, se apuesta por tratar de recuperar el equilibrio. Los expertos insisten en la necesidad de apostar por el acompañamiento activo con los niños, de manera que se opte por ver juntos contenidos, hablar de lo que se mira y enseñar a desconectar, pero también fomentando otras actividades más allá de las pantallas.
Además, es fundamental dar ejemplo, y si los padres consultan el móvil durante la cena, será complicado que puedan exigir a su hijo que lo deje de lado. Por lo tanto, es necesario adoptar hábitos que fomenten que no se use en exceso este tipo de dispositivos.







