El conflicto entre taxistas y VTC en Barcelona pica y se extiende, lo que muchos creían que podría ser un conflicto pasajero, se alarga en el tiempo. ¿Sabías que Barcelona tiene más taxis por habitante que París o Londres? La cifra sorprende considerando la magnitud de las ciudades con las que se compara, más de 10.500 licencias activas, lo que equivale a 6,4 taxis por cada 1.000 habitantes. Un número que refleja no solo la intensidad del sector, sino también el poder que los taxistas han sabido mantener frente a gigantes como Uber o Cabify.
Pero el dato no llega solo, sino que viene acompañado por una ley que cambiará el escenario actual. Y es que la Generalitat prepara una nueva ley que promete cambiar para siempre el mapa del transporte urbano en Cataluña. Una norma que, si se aprueba tal y como está redactada, podría eliminar más de la mitad de las licencias de VTC en el Área Metropolitana de Barcelona. En otras palabras, una sentencia casi definitiva para las plataformas digitales.
Mientras los taxistas celebran lo que consideran una victoria histórica (que dicho sea de paso, es una victoria en una batalla que parece alargarse en el tiempo), las empresas de VTC hablan de “guerra abierta” y de miles de empleos en riesgo. Pero, ¿Qué hay realmente detrás de esta batalla por las calles de Barcelona?
Barcelona, la ciudad con más taxis por habitante

Barcelona se ha convertido en la capital europea del taxi y seguramente es un “triunfo” que no buscó nunca. Con más de 10.500 licencias registradas, la ciudad supera en densidad a urbes como París, Londres o Berlín, que ya es bastante. Pero en la práctica, esto significa que encontrar un taxi en la capital catalana es más fácil que en la mayoría de las grandes metrópolis del continente, porque siempre hay que ver el lado positivo de la historia. Sin embargo, también implica un mercado saturado, donde cada licencia puede llegar a costar hasta 140.000 euros.
El alto precio de las licencias, unido a la falta de nuevas autorizaciones, ha hecho que el taxi se convierta en un bien codiciado y difícil de conseguir. Además, quienes quieran ejercer como taxistas deben aprobar exámenes oficiales, cumplir requisitos del Institut Metropolità del Taxi (IMET) y, próximamente, acreditar un nivel de catalán B1, vamos que no cualquiera podrá ejercer de taxista en esta ciudad, lo que sin lugar a dudas hará que el número descienda. Un proceso que consolida el control del sector y refuerza su posición frente a los VTC.
La ley que podría borrar a Uber y Cabify

Pero tal y como era de esperarse, el proyecto de ley del taxi que impulsa el Govern liderado por Salvador Illa ha encendido todas las alarmas, tanto en el lado de los taxistas como en el de los VTC. La norma contempla la reducción de casi 600 de las 1.000 licencias de VTC que operan actualmente en el Área Metropolitana de Barcelona. Y no solo eso, las nuevas autorizaciones serán temporales (de dos años), no renovables automáticamente y, sobre todo, intransferibles. En resumen, el fin del modelo que permitió el auge de Uber y Cabify.
El texto también otorga al taxi la categoría de “servicio económico de interés general”, situándolo en la cúspide del transporte urbano. Las VTC, por el contrario, quedarían relegadas a un papel secundario, con limitaciones de horario, zonas de operación y condiciones medioambientales más estrictas. Desde el sector, las patronales advierten de un “golpe mortal” y preparan acciones legales para intentar frenar lo que ya muchos llaman la “ley antiuber”.
Una guerra abierta por el control del asfalto

Pero lo que muchos desconocen es que detrás de esta batalla no solo hay una cuestión económica, sino también de poder. Los taxistas, agrupados en plataformas como Élite Taxi, llevan años presionando para frenar la expansión de las VTC, ¿la razón? Se supone que es intentando proteger el sector. Y, por primera vez, parecen haber logrado su gran objetivo, una ley hecha a su medida.
Mientras tanto, Uber, Cabify y Bolt insisten en que los taxis y las VTC no compiten, sino que se complementan, una visión bastante light del tema y que según la patronal de los taxistas, nada tiene que ver con la realidad. Alegan que sus servicios digitales han modernizado la movilidad y que eliminar cientos de licencias solo perjudicará a los ciudadanos. Sin embargo, la Generalitat parece tenerlo claro, su prioridad es el taxi, y su estrategia, reducir la presencia de vehículos privados bajo el paraguas de las grandes plataformas.
En un contexto donde la movilidad urbana se redefine cada año, Barcelona se prepara para una nueva era. Una en la que los taxis podrían recuperar el monopolio de las calles, mientras las VTC buscan cómo sobrevivir en un terreno cada vez más hostil. La batalla por el transporte en la ciudad condal no ha terminado, pero todo apunta a que el tablero está cambiando… y esta vez, a favor de los taxistas.







