El truco para cocinar gambas a la plancha de forma perfectas, según Daniel Leiva (34), chef Michelin: "No debes echar aceite ni tampoco..."

La calidad del producto fresco es clave y el olor a mar es el mejor indicador. El toque final de aceite de oliva y limón se añade fuera del fuego, nunca durante la cocción.

El truco para cocinar unas gambas a la plancha perfectas existe, y no se parece en nada a lo que has hecho hasta ahora. Lo revela el chef Michelin Daniel Leiva, un joven talento de 34 años cuya cocina está dando mucho que hablar, y su consejo es tan simple que te dejará sin palabras. De hecho, para este cocinero, el error principal que todos cometemos arruina por completo la textura del marisco. ¿Te atreves a descubrir cómo transformar para siempre tu forma de preparar este manjar?

La clave, según la sorprendente afirmación de Daniel Leiva, es que "no debes echar aceite ni tampoco…". Ese segundo ingrediente prohibido es la verdadera revolución de su método, el que consigue un resultado de restaurante de lujo en tu propia casa. Imagina unas gambas jugosas, con ese punto exacto de cocción y un sabor a mar que explota en la boca. Olvídate de salpicaduras y humaredas, porque la técnica del chef español para preparar gambas y cigalas perfectas es limpia, rápida y casi mágica. Sigue leyendo y prepárate para no volver a mirar una plancha de la misma manera.

LA MAGIA ESTÁ EN LA SAL, NO EN EL ACEITE

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¿Cómo es posible que algo tan básico como no usar aceite cambie radicalmente el resultado? El secreto, como explica el propio Daniel Leiva, reside en crear una base que transmita el calor de forma uniforme y absorba la humedad justa. Para lograrlo, la clave es cubrir toda la superficie de la plancha o sartén con una capa de sal gorda. Esta cama de sal evitará que los crustáceos se peguen y, lo más importante, que se cuezan en lugar de asarse a la plancha.

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Olvídate de pensar que quedarán saladas, porque no es así. La sal actúa como un conductor perfecto del calor y sella la carne del marisco casi al instante, manteniendo todos sus jugos dentro. Como apunta el chef Michelin, este gesto tan sencillo consigue una textura tersa por fuera y increíblemente melosa por dentro. Es una técnica infalible que marca tendencia gastronómica tanto en restaurantes de alta cocina como en los hogares que buscan la perfección al cocinar sus delicias del mar.

¿QUÉ GAMBAS ELEGIR PARA NO FALLAR?

Para que el truco funcione, la calidad de las gambas es innegociable. Fuente: Freepik
Para que el truco funcione, la calidad de las gambas es innegociable. Fuente: Freepik

El propio Daniel Leiva insiste en que no hay técnica que pueda salvar un producto de mala calidad. Por eso, el primer paso es siempre elegir bien en la pescadería. Busca piezas de aspecto brillante, con un caparazón traslúcido y sin manchas oscuras en la cabeza o el cuerpo. Para disfrutar de una buena receta de gambas, el olor debe ser fresco y agradable, a mar y algas, nunca a amoníaco. Ese es el indicador más fiable de que te llevas a casa un producto fresco y excepcional.

No te dejes llevar solo por el tamaño. A veces, unas gambas de tamaño mediano pueden ser mucho más sabrosas y delicadas que un langostino de gran calibre. Si tienes dudas, pregunta a tu pescadero de confianza por el mejor producto del día para la plancha. Recuerda que, según el método Leiva, la excelencia del plato final depende en un 80 % de la calidad de la materia prima. Invertir en un buen marisco es garantizar más de la mitad del éxito de tu comida.

EL PUNTO EXACTO DE COCCIÓN: EL SECRETO MEJOR GUARDADO

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Ahora que la plancha está caliente con su lecho de sal, llega el momento de la verdad. Coloca las gambas sobre la sal y no las muevas durante el primer minuto. El tiempo de cocción es crucial y depende del tamaño del marisco. El chef nos da una pista: "No debes echar aceite ni tampoco sal por encima". Efectivamente, la sal ya está en la base, por lo que añadir más solo secaría el producto. Una vez que la base de las gambas se vuelve opaca y rosada, es el momento justo de darles la vuelta.

El segundo lado necesitará incluso menos tiempo, probablemente unos 30 o 40 segundos serán suficientes para tenerlas listas. El objetivo es que no se pasen de cocción, ya que se volverían secas y perderían toda su gracia. Retíralas inmediatamente del fuego para cortar la cocción. Siguiendo los consejos de Daniel Leiva para preparar estas gambas perfectas, el interior debe quedar jugoso, casi translúcido en el centro, pero caliente. Esa es la textura que diferencia una simple gamba a la plancha de una experiencia gastronómica.

EL TOQUE MAESTRO QUE NADIE TE CUENTA

Justo al sacar las gambas de la plancha, llega el detalle que eleva el plato.  Fuente: Freepik
Justo al sacar las gambas de la plancha, llega el detalle que eleva el plato. Fuente: Freepik

Cuando ya tienes las gambas en la fuente, listas para servir, es cuando puedes añadir un toque de sabor extra que potenciará el resultado. Aquí sí puedes permitirte un pequeño gesto que lo cambia todo. Justo al retirarlas del fuego, mientras todavía están muy calientes, rocíalas con unas gotas de un buen aceite de oliva virgen extra. Como bien sabe el chef Daniel Leiva, el calor residual del marisco hará que el aceite desprenda todo su aroma sin llegar a freírse.

Pero el truco no acaba ahí. Para darle un punto de frescor y un contrapunto cítrico, añade un chorrito muy ligero de zumo de limón o, si quieres ser más sofisticado, de zumo de lima. Este pequeño detalle, combinado con un poco de perejil fresco recién picado, crea una emulsión casi invisible que envuelve cada pieza. Este es el acabado profesional que Daniel Leiva aplica a sus preparaciones de gambas y cigalas, un gesto que aporta brillo, aroma y un matiz de acidez que equilibra el dulzor del crustáceo.

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DE LA PLANCHA AL PLATO: CÓMO SERVIRLAS PARA TRIUNFAR

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No te compliques con guarniciones que puedan robarle el protagonismo a tus gambas a la plancha. La mejor forma de servirlas es apiladas en un plato o fuente, bien calientes, para que cada comensal se sirva a su gusto. El aroma que desprenderán al llegar a la mesa será la mejor carta de presentación. La filosofía de Daniel Leiva es clara: cuando el producto principal es excelente y la técnica es perfecta, no se necesita nada más. Un buen pan para mojar en los jugos que suelten es, probablemente, el único acompañamiento necesario.

Disfrutar de este plato es un ritual que va más allá de la comida. Es compartir un momento, chuparse los dedos sin complejos y saborear la esencia pura del mar en cada bocado. Gracias a este método tan simple como eficaz, te habrás convertido en un auténtico maestro en el arte de preparar gambas. Y es que, a veces, los grandes secretos de la alta cocina no están en la complejidad, sino en entender el producto y saber que, como decía el chef, la perfección a menudo se consigue quitando elementos, no añadiéndolos.

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