Su paso por La Revuelta, sus recientes entrevistas en Jenesaispop y ahora su presentación en el Movistar Arena de Madrid. The Hives ha dado motivos para hablar sobre ellos en la prensa española, pero lo que sorprende es que lo han hecho sin romper con la fórmula que los ha llevado a llenar arenas en buena parte de Europa: Canciones de rock con espíritu punk pero que no ven con malos ojos la pista de baile, que los convierten en una de las mejores bandas de rock para ver en vivo en 2025.
Incluso antes de que la banda tomara el escenario, ya la audiencia estaba entregada. La presencia de sus fanáticos más fieles, y la presentación previa de unos teloneros tan potentes como pueden ser los británicos de Yard Act sirvieron para que el público se entregara del todo a los suecos cuando finalmente empezaron a tocar.
No es como si The Hives se hubiesen tomado mucho tiempo para encender los motores. El concierto inicia con 'Enough is Enough', una de las canciones más potentes de su nuevo disco, y desde el minuto uno el vocalista y líder del grupo, Pelle Almqvist, ha sabido conectar con el público y no solo enamorarlo, algo a lo que está acostumbrado, sino que ha sido capaz de manejar a los presentes como títeres, que canten cuando lo piden las canciones, que salten cuando lo pide el concierto e incluso que abran un espacio en la pista cuando quiere sumarse a la audiencia y cantar con ellos. Aplauso especial al miembro del equipo disfrazado de ninja que se encargó de que en todo momento funcionara el micrófono de Pelle.

Lo cierto es que la banda tocó por 2 horas, y supo combinar sus grandes éxitos con canciones nuevas. No es un secreto que en la prensa musical usamos mucho la palabra "temazo", pero que un grupo pueda saltar de canciones como 'Rigor Mortis Radio' o 'Born a Rebel' de sus últimos dos discos y después rescaten clásicos del rock del siglo XXI como 'Stick Up', 'Come On!', o las híper icónicas 'Hate to Say I Told You So' o 'Tick Tick Boom', dejan claro que tienen un catálogo envidiable para cualquier banda de rock.
THE HIVES Y EL RETO DE MANTENER VIVO EL ROCK N ROLL
No es probable que los suecos se sientan como la banda llamada a mantener vivo el rock, pero en la práctica The Hives ha sabido ocupar el espacio de grupos como AC/DC: Una banda que tiene una sola arma en su arsenal, pero que la usa mejor que cualquiera de sus contemporáneos. Lo cierto es que la banda sabe construir sus canciones y sus conciertos con base en los mismos principios que siempre los han definido, pero en un panorama musical en el que incluso las bandas del rock se han entregado a los sintetizadores, resulta refrescante contar con un grupo tan entregado al formato de una banda tradicional.
En vivo es evidente la reacción que generan. La reacción de los presentes a canciones como 'Hate to Say I Told You So' o 'Tick Tick Boom' muestra lo agradecida y hambrienta que está su audiencia por canciones como estas. Se dice hace mucho que el rock ha muerto, pero al ver un grupo como The Hives todo hace sentir que hay un hambre de este sonido, que tiene aún su espacio, y que hay un motivo por el que sigue llenando estadios, incluso si ya no es el género más popular del momento.
LOS ÚLTIMOS DE SU ESPECIE
Lo cierto es que es llamativo ver a The Hives sonar como suena y tocar como toca sabiendo lo que ha ocurrido con sus contemporáneos. Grupos como The Strokes, Yeah Yeah Yeahs o incluso grupos influenciados por esta pequeña revolución rockera de principios de los 2000 como Franz Ferdinand, Arctic Monkeys y The Killers han ido evolucionando su sonido, mientras que los suecos se han dedicado simplemente a pulir lo mismo que siempre ha hecho, hasta hacerlo mejor que cualquiera.

Esto hace de la banda una rara avis en el panorama actual. Lo más evidente de ver a Pelle y a los suyos es que les gustan sus propias canciones, les gusta tocarlas y, por tanto, al público les gusta cantarlas. Eso es suficiente para justificar su experiencia, y para seguir tocando a sabiendas de que sus fieles siempre harán acto de presencia. Su último disco promete que habrá The Hives por siempre, y en vivo se antoja como una predicción, más que una simple promesa.







