'Springsteen: Deliver me from nowhere': Jeremy Allen White nació para correr

El biopic musical, ese micro género cinematográfico que se dedica a repasar la vida de figuras clave de la música popular, es ya una institución de la temporada de premios. Es que con 'Springsteen: Deliver me from nowhere' 20th Century Studios apuestan no solo por repetir el éxito de taquilla de cintas recientes como 'Bohemian Rhapsody', 'Un Completo Desconocido' o 'Rocketman', sino también encaminarse a llevarse estatuillas a casa durante los primeros meses del próximo año. 

La realidad, sin embargo, es que estamos ante una cinta desigual, que sufre por el deseo de su director, un Scott Cooper que sigue sin encontrar una voz propia desde aquella mítica 'Loco corazón' de 2009. Cuando el director deja que la cinta respira, en las escenas de Springsteen componiendo a solas en su casa, o hablando con su agente, el también legendario Jon Landau, la película o su estilo particular pueden brillar, pero el uso excesivo de flashbacks, escenas melodramáticas, y una historia de amor inventada estorban un poco en lo que de otra forma pudo ser un clásico instantáneo. 

La cinta narra la grabación del controvertido y clásico disco 'Nebraska' de 1982, donde el artista olvida el sonido maximalista de 'Born To Run' y The River' y se entrega a un sonido de folk oscuro que podría espantar al propio Bob Dylan. Lo cierto es que aunque cae en las convenciones del género la presencia magnética de Jeremy Allen White en el papel central, expresando la depresión, dudas, y carisma de una de las figuras clave del rock americano, y de Jeremy Strong como Landau, elevan sus escenas lo suficiente para hacer de la cinta una pieza clave al menos para los fanáticos del Boss. 

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La relación de los dos es el centro de la película. La realidad es que 'Nebraska' no solo es terapéutico para su autor, sino también un movimiento poco comercial y la tensión permanente entre el artista y su manager, que intenta dar su apoyo al genio de Springsteen, al mismo tiempo que trata de preservar el lado comercial. La colaboración artística y la amistad de ambos es, junto a la representación de las complejidades del proceso creativo, son lo más interesante de la cinta, que la pone en la misma escuela de los mejores biopics. 

ENTRE 'LOVE AND MERCY' Y 'UN COMPLETO DESCONOCIDO'

Sí hay dos cintas dentro del mundo de la biografía musical que marcan el estilo y la estructura de de esta cinta son 'Love And Mercy' de Bill Pohlad, sobre Brian Wilson de los Beach Boys, estrenada en 2009, y por supuesto la reciente 'Un completo desconocido', de James Mangold, sobre Bob Dylan. La primera por ser una de las cintas más dedicadas a mostrar el proceso de creativo de un "genio", y recordar que se trata no de golpes de inspiración, sino de horas y horas de trabajo, hojas de papel con rayones y grabaciones que no funcionan como es esperado, de la segunda por el recordatorio permanente de lo difícil que puede ser trabajar con una figura así. 

Jeremy Allen White como Bruce Springsteen y Jeremy Strong como Jon Landau
Jeremy Allen White como Bruce Springsteen y Jeremy Strong como Jon Landau

El problema es que a diferencia de estas obras, 'Deliver me from nowhere' no tiene un director con el valor de Pohlad, que se atreve a mostrar el daño que la obsesión de Wilson por su trabajo hace a los demás, ni tiene el talento innato para construir una cinta de forma invisible de Mangold. El uso de blanco y negro, las secuencias en el pasado y algunas decisiones de puesta en escena castigan la cinta, pero en todo ese caos tanto Strong como Allen White son capaces de atrapar algo de la magia de sus personajes, y probablemente puedan presentar un caso para ser tomados en cuenta en la temporada de premios.

UNA VENTANA INCOMPLETA A SPRINGSTEEN

Lo cierto es que, a pesar de todo, la cinta no deja de ser una interesante ventana a la mente de Springsteen. Aunque el artista no ha escondido nunca sus problemas con la depresión, o los traumas de la mala relación con su padre, no siempre permite que sean notorios en su imagen pública. The Boss es una de las figuras clave del rock dedicado a la clase trabajadora, pero también tiene una de las poses de rockstar más evidentes de la historia del género. 

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Por eso, aunque dependa tanto de Jeremy Allen White para funcionar, y que algunas de sus ideas queden incompletas, sigue siendo una visión interesante del trabajo de uno de los artistas clave del siglo XX americano, y de toda la música pop. 

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