El aviso de un infarto no siempre llega con un dolor opresivo en el pecho, como vemos en las películas. A veces, es un susurro, una señal equívoca en un lugar que jamás asociarías con el corazón. El cardiólogo Fernando Sanz, a sus 60 años, lo resume con una claridad que asusta, pues el dolor agudo justo bajo tu omóplato es el grito silencioso de tu corazón antes de un desenlace fatal. ¿Y si esa molestia que achacas a una mala postura fuera algo más?
Pocos saben que el cuerpo tiene un mapa secreto de señales y que ignorarlo puede costar la vida. Lo que el doctor Sanz llama "el grito silencioso" es una de esas advertencias que se disfrazan de algo mundano. Un aviso que, de ser escuchado, podría cambiarlo todo. Por eso, entender este síntoma atípico es la clave para anticiparse a un fallo cardíaco que no avisa dos veces, una verdad incómoda pero necesaria.
¿UN SIMPLE DOLOR DE ESPALDA? PODRÍA SER ALGO MUCHO MÁS GRAVE
Imagina que los nervios de tu cuerpo son como un sistema de cableado antiguo y algo enmarañado. Cuando el corazón sufre por falta de oxígeno, envía una señal de pánico a través de esa red, y el cerebro interpreta erróneamente que el dolor proviene de la espalda, concretamente bajo el omóplato. El doctor Fernando Sanz insiste en que no es un dolor muscular cualquiera, sino una punzada aguda y persistente que merece atención inmediata ante una posible crisis cardíaca.
El verdadero peligro reside en nuestra propia lógica, que nos lleva a buscar la explicación más sencilla. ¿Una mala noche? ¿Demasiado tiempo frente al ordenador? Solemos pensar en un tirón muscular, y es que nos aplicamos una crema antiinflamatoria mientras el corazón se está ahogando lentamente, perdiendo un tiempo vital. Esta confusión es la principal aliada de un problema cardiovascular que podría haberse atajado a tiempo.
LAS SEÑALES OCULTAS QUE TU CUERPO ENVÍA ANTES DEL COLAPSO

Ese "grito silencioso" del que habla el doctor Sanz no es la única señal atípica que puede manifestarse. Hay que estar alerta a otros síntomas extraños. Por ejemplo, un dolor inexplicable en la mandíbula o en el cuello puede ser un aviso cardíaco, al igual que una fatiga extrema que no se corresponde con la actividad realizada. Son susurros del cuerpo que preceden al grito de un evento coronario.
En las mujeres, el cuadro sintomático puede ser todavía más desconcertante y sutil, lo que retrasa peligrosamente el diagnóstico. Para ellas, las náuseas, la falta de aire o una ansiedad repentina son síntomas más comunes que el clásico dolor de pecho, un factor que, según la experiencia de Fernando Sanz, contribuye a una mayor mortalidad. Proteger la salud del corazón empieza por conocer estas diferencias.
DESCIFRANDO EL MAPA DEL DOLOR: CUANDO EL ORIGEN NO ES EL LUGAR
Este fenómeno, conocido como dolor referido, ocurre porque las señales nerviosas de varios órganos convergen en las mismas vías hacia el cerebro. Cuando se produce una emergencia cardíaca, el cerebro no sabe distinguir si el impulso doloroso viene del corazón o de otra zona del cuerpo conectada a esa misma "autopista" neuronal. Es una ilusión mortal que el doctor Sanz quiere que todo el mundo comprenda.
No es un mecanismo exclusivo del corazón; ocurre con otras partes del cuerpo, creando confusión. Una irritación en el diafragma puede sentirse como un dolor en el hombro, y ese mismo principio de rutas nerviosas compartidas es el que nos hace sentir el dolor del corazón en peligro en el omóplato. Por eso, la advertencia del cardiólogo Sanz sobre ese "grito silencioso" cobra tanto sentido.
LA ADVERTENCIA DEL EXPERTO: "IGNORARLO ES JUGAR A LA RULETA RUSA"
La contundente frase de Fernando Sanz sobre el dolor bajo el omóplato no es una exageración, sino el resumen de innumerables casos vistos a lo largo de su carrera. Él sabe que muchas de las muertes súbitas podrían haberse evitado si se hubiera prestado atención a esas molestias previas, aparentemente inconexas. El sufrimiento del corazón a menudo se manifiesta de formas extrañas antes de un infarto mortal.
Pero, ¿cómo diferenciarlo de una contractura? Generalmente, el dolor de un infarto no cambia con el movimiento ni mejora con el reposo. Como insiste Sanz, es una sensación aguda y profunda que no se alivia al cambiar de postura, a diferencia de un dolor muscular. Esta es la pista definitiva que nos obliga a descartar lo peor en lugar de asumir lo mejor, sobre todo si hay factores de riesgo como hipertensión o colesterol. Un infarto es una posibilidad real.
EL TIEMPO ES VIDA: CÓMO REACCIONAR ANTE LA MÍNIMA SOSPECHA

Ante la aparición de un dolor agudo bajo el omóplato o cualquier otro síntoma sospechoso, la recomendación de los expertos como el doctor Sanz es clara y directa. Lo primero es mantener la calma y llamar inmediatamente a los servicios de emergencia en lugar de desplazarse al hospital por medios propios. La razón es que, si sufres un accidente cardiovascular, la atención puede empezar en la propia ambulancia.
Mientras esperas la ayuda, es crucial que dejes lo que estés haciendo, te sientes o te recuestes en una posición cómoda y aflojes cualquier prenda de ropa ajustada. Parece un gesto simple, pero reducir al mínimo el esfuerzo del cuerpo ayuda a disminuir la demanda de oxígeno del corazón en un momento crítico. Escuchar el "grito silencioso" a tiempo y actuar con rapidez es lo que marca la diferencia entre un susto y una tragedia por un colapso cardíaco