Dr. Héctor Valcárcel (61), cirujano vertebral: "Si al girar el cuello oyes este 'crack' seco, tu médula espinal está en peligro. La operación es cuestión de meses"

Ese ‘crack’ seco y repentino en tu cuello al girar la cabeza podría ser mucho más que un simple alivio momentáneo. Imagina por un instante que ese sonido, casi adictivo para algunos, es en realidad una señal de alarma. Lo que muchos descartan como una manía inofensiva, para el Dr. Héctor Valcárcel, un reputado cirujano vertebral con más de tres décadas de experiencia, es un aviso que no se puede ignorar; de hecho, un crujido cervical específico puede indicar un desgaste avanzado y peligroso. ¿!-- /wp:paragraph -->

La mayoría hemos sentido alguna vez esa especie de "arenilla" o chasquido en la zona cervical, un fenómeno conocido como crepitación que suele ser inofensivo. Pero existe una diferencia abismal entre los ruidos articulares benignos y una señal de alerta neurológica. El problema real emerge cuando el sonido es diferente, más contundente, y podría estar relacionado con una inestabilidad vertebral que pone en jaque a tu médula espinal; de hecho, ese chasquido particular a menudo se asocia con cambios degenerativos en la columna cervical que pueden comprometer seriamente tu movilidad. Sigue leyendo y descubre por qué ese simple sonido podría cambiarte la vida.

¿POR QUÉ SUENA EL CUELLO Y CUÁNDO DEBERÍA SALTAR LA ALARMA?

La crepitación cervical es un fenómeno acústico que la mayoría de la población experimenta en algún momento sin mayores consecuencias.
La crepitación cervical es un fenómeno acústico que la mayoría de la población experimenta en algún momento sin mayores consecuencias. Fuente Freepik.

Ese sonido tan familiar que escuchas al mover el cuello no es más que el resultado de procesos físicos completamente normales que ocurren dentro de tus articulaciones. A menudo, se debe a la formación y colapso de pequeñas burbujas de gas en el líquido sinovial, ese lubricante natural que tenemos en las articulaciones facetarias de la columna cervical. Sin embargo, no todos los sonidos son iguales, y la clave está en diferenciar un crujido fisiológico de uno que indica un problema estructural subyacente. Presta atención si ese "crack" se vuelve frecuente, doloroso o se acompaña de otros síntomas.

El verdadero punto de inflexión ocurre cuando el sonido deja de ser una anécdota y se convierte en un síntoma. Si junto al crujido aparecen rigidez, dolor persistente, hormigueo en los brazos o una extraña debilidad en las manos, es momento de buscar atención médica. Estos signos pueden delatar que algo más serio está sucediendo en tu columna cervical, ya que la compresión de las raíces nerviosas o de la propia médula espinal puede manifestarse con estos síntomas asociados. Ignorarlo podría tener consecuencias que afecten a tu calidad de vida de forma irreversible.

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EL 'CRACK' SECO: LA ANTESALA DE LA COMPRESIÓN MEDULAR

Cuando un paciente llega a la consulta del Dr. Valcárcel describiendo ese "crack" tan particular, el protocolo de actuación se activa de inmediato. No se trata de un crujido cualquiera, sino de uno que sugiere una inestabilidad mecánica significativa en la estructura del cuello. Este sonido, a menudo descrito como un chasquido seco y único, puede ser el indicativo de que las superficies óseas de las vértebras están rozando de una forma anómala debido al desgaste severo de los discos intervertebrales; de hecho, este tipo de ruido se asocia a menudo con la espondilosis cervical avanzada, una forma de artrosis que afecta a la columna.

Este roce no es un asunto menor. El desgaste progresivo de los discos y la formación de osteofitos (pequeños picos de hueso) reducen el espacio disponible dentro del canal espinal. Es como si las paredes de un túnel comenzaran a estrecharse, dejando cada vez menos sitio para la médula espinal que pasa por su interior. Y es aquí donde reside el verdadero peligro, ya que la compresión medular interrumpe las señales nerviosas entre el cerebro y el resto del cuerpo, lo que puede provocar desde problemas de equilibrio hasta una parálisis. La integridad de tu sistema nervioso central está literalmente en juego.

LOS SÍNTOMAS SILENCIOSOS QUE ACOMPAÑAN AL CRUJIDO

Más allá del sonido, hay otras señales corporales que nos avisan de que la salud de nuestro cuello está comprometida.
Más allá del sonido, hay otras señales corporales que nos avisan de que la salud de nuestro cuello está comprometida. Fuente Freepik.

A veces, el cuerpo nos envía avisos sutiles mucho antes de que el problema se agrave. Puede que notes una torpeza inusual al abrocharte una camisa o al escribir, una pérdida de destreza fina en las manos que antes no tenías. Estos pequeños fallos motores son una de las manifestaciones más tempranas y comunes de la mielopatía cervical, el término médico para el daño en la médula espinal. Por ello, la dificultad para realizar tareas motoras finas es un síntoma neurológico que nunca debe ser subestimado, ya que indica que la comunicación nerviosa ya está afectada.

Otro síntoma que a menudo se pasa por alto es la alteración de la marcha. Quizás sientas una cierta inestabilidad al caminar, como si hubieras perdido el equilibrio, o necesites mirar al suelo para sentirte seguro. Este problema de coordinación, que puede parecer ajeno a un problema en el cuello, es en realidad una consecuencia directa de la compresión medular. En este sentido, la pérdida de equilibrio y los cambios en la forma de caminar son banderas rojas de una posible mielopatía cervical, una condición que requiere diagnóstico y tratamiento para frenar su avance.

¿LA CIRUGÍA ES INEVITABLE? OPCIONES ANTES DE LLEGAR AL QUIRÓFANO

La palabra "cirugía" suele generar respeto, pero en casos de compresión medular inminente, se convierte en la solución más eficaz para evitar un daño neurológico permanente. El objetivo principal de la intervención quirúrgica es liberar la médula espinal, eliminando la presión que sufre. Para ello, los cirujanos pueden realizar diferentes procedimientos, como una laminectomía, que consiste en retirar una pequeña porción de la vértebra para ampliar el canal espinal. Afortunadamente, la descompresión quirúrgica de la médula espinal suele estabilizar o mejorar la función neurológica en la mayoría de los casos, frenando el deterioro.

Sin embargo, no todos los caminos llevan directamente al quirófano. En las fases iniciales o en casos menos severos, existen alternativas conservadoras que pueden aliviar los síntomas y mejorar la funcionalidad del cuello. La fisioterapia, centrada en fortalecer la musculatura cervical y mejorar la flexibilidad, juega un papel fundamental. A esto se pueden sumar tratamientos con antiinflamatorios o incluso inyecciones de esteroides para reducir la inflamación y el dolor, ya que un enfoque conservador puede ser eficaz siempre que no haya evidencia de daño en la médula espinal. La clave es actuar a tiempo.

VIVIR CONSCIENTE: CÓMO PROTEGER TU CUELLO EN EL DÍA A DÍA

Adoptar hábitos saludables es la mejor estrategia para cuidar de nuestra columna cervical y prevenir futuras complicaciones.
Adoptar hábitos saludables es la mejor estrategia para cuidar de nuestra columna cervical y prevenir futuras complicaciones. Fuente Freepik.

La prevención es nuestra mejor herramienta. Mantener una higiene postural correcta, sobre todo si pasamos muchas horas sentados frente a una pantalla, es fundamental para la salud de nuestro cuello. Asegúrate de que el monitor esté a la altura de los ojos y toma descansos frecuentes para realizar estiramientos suaves. Pequeños gestos como este, repetidos a diario, ayudan a reducir la tensión muscular crónica y el estrés sobre las vértebras, pues una buena ergonomía en el trabajo y en casa disminuye significativamente el riesgo de desarrollar problemas cervicales a largo plazo.

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Fortalecer la musculatura que rodea y da soporte a la columna cervical es otra pieza clave del puzle. Ejercicios específicos, siempre guiados por un profesional, pueden aumentar la estabilidad de la zona y reducir la probabilidad de sufrir una lesión en el cuello. No se trata de buscar el crujido de forma voluntaria, un hábito que puede generar hiperlaxitud y a la larga más problemas, sino de cuidar la zona con movimiento controlado. Al final, un cuello fuerte y flexible es menos propenso al desgaste, y aunque no podamos detener el paso del tiempo, sí podemos tomar medidas para que nuestra calidad de vida no se vea comprometida por un chasquido que nunca debimos ignorar.

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