Desde la aparición en escena de la Inteligencia Artificial (IA) mucho se ha dicho sobre su impacto en muchos (sino todos) de nuestra visa, y ya empieza a sentirse, incluso, en la música. ¿Te imaginas un futuro donde tus artistas favoritos sean reemplazados por robots que componen, cantan y producen sin descanso? Pues ese futuro está mucho más cerca de lo que parece.
Según un estudio reciente de la SGAE, la inteligencia artificial podría reducir hasta un 28% los ingresos por derechos de autor en España de aquí a 2028. Traducido a cifras humanas, más de 100 millones de euros perdidos para músicos, compositores y productores.
Y eso que, paradójicamente, la industria musical española vive su mejor momento. Los ingresos del mercado discográfico crecieron un 10,4% en 2025, impulsados por el streaming y la fiebre del vinilo. Pero mientras las plataformas digitales celebran, los artistas ya sienten que el sonido del futuro podría venir con un toque metálico... y sin alma.
IA en la música: ¿genio creativo o ladrón silencioso?

La Inteligencia Artificial no solo ha llegado al estudio de grabación: ya está componiendo canciones, mezclando pistas y hasta cantando. Herramientas como ChatGPT, Suno o Bandlab permiten crear melodías en minutos, y otras como LANDR o Neutron pulen el sonido con precisión quirúrgica. Lo que antes requería días de trabajo en un estudio, hoy se hace en segundos.
Pero hay un gran “pero”: las máquinas aprenden de millones de obras protegidas por derechos de autor. Es decir, crean a partir de canciones humanas sin pedir permiso. De ahí que los artistas teman por su futuro. Según el informe de la SGAE, un 36% de los creadores utiliza la IA para reducir costes, mientras que un 26% teme ser reemplazado por completo.
En plataformas como Spotify ya circulan artistas completamente generados por Inteligencia Artificial, como Etta Mae Hartwell, cuyas canciones acumulan miles de reproducciones sin que exista una voz humana detrás.
Un negocio en auge… que podría desplomarse en tres años

A simple vista, todo parece ir viento en popa. El mercado musical español factura más de 160 millones de euros y sigue creciendo. Pero los expertos advierten que la tormenta viene en camino: si no se regula el uso de la inteligencia artificial, los ingresos por derechos de autor podrían caer en picado hacia 2028.
El estudio, elaborado por Know Media y la Universidad Carlos III, alerta de pérdidas acumuladas de entre 160 y 180 millones de euros en apenas tres años. Y lo más inquietante es que no se trata de ciencia ficción. A medida que los algoritmos aprenden más rápido, la música “hecha por humanos” se vuelve menos rentable.
“Las tecnologías de IA están modificando la manera en que los compositores e intérpretes se relacionan con los procesos creativos”, explica el informe. “Esto plantea interrogantes sobre la autoría, la propiedad intelectual y la sostenibilidad del ecosistema musical”.
Los sellos y artistas pueden empezar a registrar no solo sus canciones, sino también sus voces y estilos como propiedad intelectual. Grandes estrellas como Drake o Bad Bunny ya están explorando esta vía para evitar imitaciones generadas por IA.
Regulación urgente: el reto que marcará el ritmo del futuro

La SGAE y las principales entidades del sector lo tienen muy claro desde el principio, urge una legislación que proteja la creación humana. El estudio recomienda establecer mecanismos que distingan la música generada con asistencia tecnológica de la producida íntegramente por IA, y exigir transparencia sobre qué datos se usan para entrenar a los algoritmos.
Sin regulación, la balanza se inclinará hacia las plataformas tecnológicas, que ya están lanzando modelos de IA capaces de crear álbumes completos en segundos. “El éxito de los algoritmos depende de copiar y descomponer obras anteriores, algo que debería requerir consentimiento expreso de los autores”, advierte el informe.
Un 34% de los músicos españoles ya ha usado herramientas de IA, y otro 17% planea hacerlo pronto. Muchos lo hacen por miedo a quedarse atrás en un mercado donde “crear más rápido” empieza a valer más que “crear mejor”.
Si trabajas en la industria musical, sigue de cerca los próximos debates públicos. La SGAE presentará oficialmente este estudio el 15 de octubre, en una jornada sobre el impacto de la IA en la música. Allí se discutirán posibles leyes y protecciones para los creadores.
Entre la inspiración humana y el algoritmo

La inteligencia artificial puede ser una aliada o una amenaza, dependiendo de cómo se use, el gran problema es que no existen límites ni normas que marquen el camino a seguir. Nadie niega que las nuevas herramientas faciliten la creación y producción, pero también ponen sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿seguirá teniendo valor la emoción humana en la música del futuro?
Quizá el reto no esté en detener la tecnología, sino en enseñarle a respetar el arte que la inspira. La música siempre ha evolucionado con cada revolución (del vinilo al streaming, del estudio analógico al digital), y esta no será la excepción. Pero si la IA sigue avanzando sin reglas, corremos el riesgo de que las canciones del mañana suenen perfectas… y vacías.
La creatividad humana no puede programarse (de momento). Y aunque los algoritmos puedan imitar ritmos, melodías y voces, lo que no podrán replicar jamás es la emoción detrás de una nota, ni el alma de quien la compone.