El rock por momentos parece haber muerto. No hay duda de que ya no es el género más popular del planeta, pero aún hay artistas que apuestan por la guitarra y la actitud para el intento de conquistar el mundo, algunos incluso han conseguido un espacio en la radio y entre las listas de éxitos, recuperando el sonido pop punk que vivió su mejor momento a principios de los 2000. Es un grupo de artistas que incluyen a Olivia Rodrigo, Machine Gun Kelly, Willow Smith y, por supuesto, a Yungblud.
Fue precisamente el británico el que tomo el escenario del Palacio de Vistalegre de Madrid. Es un momento interesante de su carrera, el artista se ha consolidado como una de las presencias en tarima más interesantes de la música actual, pero también está promocionando el peor recibido de sus lanzamientos hasta la fecha, 'Idols'. Al mismo tiempo, su actitud en tarima, y su conexión con el público son suficiente para construir un concierto que recuerda la era dorada del género que claramente ama.
Desde que sale al escenario es evidente su capacidad para construir momentos emocionantes, así como lo importante que son estas canciones para quienes han ido a verlo. Tras dejar que suene la clasica 'War Pigs' de Black Sabbath, abre su concierto con 'Hello Heaven, Hello', y deja claro que este nuevo disco será el centro de la próxima hora y media, solo una canción de su primer disco, el que lleva su nombre, la inescapable 'Funeral' y una de su reciente lanzamiento en colaboración con Aerosmith, el sencillo 'My Only Angel', pero incluso con canciones nuevas pudo contar con las voces de los asistentes para acompañarlo en cada canción.
Ayuda que Yungblud tiene la actitud en tarima de las estrellas de rock del pasado. La imagen del artista bailando sobre la mesa de 'Sálvame' en unos premios de Los40 es una de las imágenes más icónicas de los últimos años de la ceremonia. En vivo esa energía está presente, con un pantalón de cuero, sin camisa y con el maquillaje en los ojos típicos de la época emo. Salta, posa para la cámara, hace malabares en con su micrófono como si fuera Roger Daltrey en los mejores años de The Who. Es una estrella de rock como las que ya no hay, aunque por momentos puede parecer una imitación de lo que fue.
EL ROCK Y YUNGBLUD SON UN JUEGO DE GENTE JOVEN
Si bien el británico ha hecho lo posible para rodearse de la realeza del rock, tocando en la despedida de Ozzy Osbourne, grabando con Aerosmith e incluso interpretando 'Changes' de Black Sabbath en el escenario. Sin embargo, si algo deja claro su concierto es que su música bebe de lo mismo que siempre ha bebido el rock, la vitalidad y la incomodidad de la juventud. La interpretación de 'Lovesick Lullaby', 'fleabag' (con un talentoso adolescente del público en la guitarra), o 'Change' tienen en tarima una energía que no tienen en la grabación, y la energía que da el público se suma para mantener el movimiento del concierto.
Con todo y algunos problemas de sonido, típicos en el Palacio de Vistalegre, y de fallos en los micrófonos que desconectaron su voz del sistema de audio, lo cierto es que nunca perdió a su audiencia. Un segundo disco menos potente que el debut es típico del rock, pero un artista que lo eleva de esta forma no es tan común.

Es evidente que para muchos de los presentes era su primer concierto de rock, o directamente su primer concierto. Eso ya es suficiente para justificar la existencia de Yungblud, pero lo cierto es que es una presencia eléctrica en tarima, y aunque no todo es perfecto de momento tras verlo en vivo, solo queda la curiosidad de a donde irà en su futuro, y a qué fanáticos llevará con él.