Este martes se produjo el derrumbe del edificio del número 4 de la calle Hileras de Madrid, dejando tras de sí a tres heridos y cuatro personas desaparecidas tras los escombros cuyos cuerpos, lamentablemente, han sido encontrados sin vida en las últimas horas por los servicios de emergencia. Tres son hombres obreros (Dambéle, Alfa y Jorge) de entre 30 y 50 años, naturales de Mali, Guinea y Ecuador; mientras que la cuarta es una mujer llamada Laura, administrativa de en torno a la treintena de edad.
El colapso ocurrió cerca del Teatro Real y el metro de Ópera y afectó a un inmueble de 1965 que se encontraba en rehabilitación para la construcción de un hotel. Los datos de la Dirección General del Catastro desvelan una superficie de 6.745 metros cuadrados y seis plantas en altura, además de aparcamiento subterráneo.
"Era un edificio de oficinas, de los más modernos que suele haber en esta zona, y llevaba meses en obras, antes del verano. Estaba vacío, aunque en la parte baja hay una peluquería", explicó una testigo en declaraciones a la agencia de noticias Europa Press. Las obras contaban con una grúa de unos siete metros en la parte alta del lugar y, según el capaz de la obra, trabajaban de 30 a 40 personas en el lugar en el momento del siniestro.
Merece la pena puntualizar que en el derrumbe cayeron 50 metros de los 200 metros que tenía la sexta planta. Según el Ayuntamiento de Madrid, si hubieran caído los 200 metros habrían alcanzado hasta las cuatro decenas de personas que en ese momento estaban trabajando dentro del edificio. En las últimas horas, se ha conocido que el edificio tenía una inspección técnica desfavorable de 2022 por el estado general de la fachada.
El edificio era un hotel con capital saudí
Detrás de la rehabilitación integral se encuentra la empresa Rehbilita, que además se ocupaba de consolidación estructural, reestructuración y rehabilitación de garajes y acabados para el hotel. Este hotel iba a ser de cuatro estrellas y la obra se debe a un encargo de la socimi RSR Singular Assets Europe, propiedad del family office de Arabia Saudí Rashid Saad Al Rashid&Sons.

En el momento de escribir estas líneas se desconocen las causas del derrumbe, aunque se apunta a demasiado peso del material apilado en la sexta planta. "Todavía hay que determinar las causas, pero es obvio que había un material en la sexta planta que pudo influir en el colapso del edificio", ha declarado el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
Sin embargo, la explicación no convence a los colectivos y organizaciones, que denuncian que la principal causa de este suceso es la privatización del urbanismo de la ciudad. "El derrumbe en la calle Hileras no es un accidente, es el resultado de un modelo de urbanismo que mata", aseguran desde el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, una organización contra el rentismo.
El derrumbe en la calle Hileras no es un accidente, es el resultado de un modelo de urbanismo que mata
Portavoz del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid
El edificio derrumbado es una propiedad vertical que, en vez de técnicos municipales y control público, usa Entidades Colaboradoras Urbanísticas (ECUs). Esto significa que son empresas privadas contratadas por las propias promotoras las encargadas de validar los proyectos, por lo que el Ayuntamiento de Madrid no controla las obras, sino una entidad pagada por la propiedad.
"Es un sistema hecho a medida de los fondos y promotoras que privatiza el control urbanístico y lo convierte en un negocio más. La seguridad y la vida están en manos del dinero", explican desde el sindicato, apuntando a que la reconversión de oficinas y viviendas en alojamientos turísticos provoca obras aceleradas sin control público y con consecuencias, a veces mortales como en el caso de la calle Hileras.

Exigen la suspensión inmediata de las obras en viviendas habitadas bajo control de ECUs, una auditoría pública del sistema de Entidades Colaboradoras Urbanísticas y recuperar el control urbanístico para lo público y lo común. "No es un accidente de obra, es consecuencia directa de una política de privatización del urbanismo, desprotección vecinal e impunidad de los fondos. Privatizar mata y en Madrid ya nos están matando", afirman.
Otros casos similares en Madrid: San Ildefonso y Tribulete
El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid también aprovecha la situación para advertir de que lo ocurrido en la calle Hileras es similar a otros casos que vienen denunciando desde hace tiempo en la capital española. "La obra para alojamientos tenía dos declaraciones responsables y una licencia urbanística. El mismo esquema que vemos en San Ildefonso 20 o Tribulete 7", comentan.
La diferencia es que estos bloques están habitados actualmente, con vecinos que continúan luchando contra la gentrificación y denunciando acoso inmobiliario de los fondos propietarios, que han llegado a recibir querellas por sus actuaciones. Las compañías inician los procesos de rehabilitación pese a que todavía haya personas que se oponen a abandonar sus viviendas o a aceptar la oferta que reciben por la misma. "Son obras similares con muros que se agrietan, vibraciones constantes, filtraciones, ruido y peligro estructural", dicen.

En este sentido, puntualizan que las Entidades Colaboradoras Urbanísticas no garantizan seguridad ni transparencia, sino "impunidad". "Cuando todo se derrumba, nadie responde: ni la promotora, ni la ECU, ni el Ayuntamiento que delegó su deber en manos privadas. ¿Quién da la cara por los desahucios invisibles? ¿Y por las muertes?".
"No se trata de un edificio caído, es el colapso de un modelo. Obras sin inspección pública, control en manos privadas, precariedad laboral y vecinas expulsadas", sentencian.