"Tu orina es un 'chivato' de tu salud", Alberto Salvarrey (36), urólogo, explica por qué si es de este color, debes ir a urgencias ya.

El tono de tu micción diaria esconde más secretos de lo que imaginas sobre tu bienestar. Descubre cuál es la señal de alarma inequívoca que te envía tu cuerpo y que no puedes ignorar.

La orina que desechamos a diario es, para la mayoría, un mero trámite sin importancia, una función biológica que damos por sentada. Sin embargo, ¿y si te dijera que en ese líquido se esconde un mapa detallado de tu estado de salud actual? Como bien afirma el urólogo Alberto Salvarrey (36), “tu orina es un ‘chivato’ de tu salud”, una frase que resume a la perfección la importancia de prestarle atención. Y es que, aunque no lo creas, ese gesto tan cotidiano puede darte la pista definitiva sobre lo que ocurre en tu interior antes incluso de que aparezcan otros síntomas.

Pocas veces nos detenemos a observar, pero ese vistazo fugaz puede ser crucial para anticipar un problema. El doctor Salvarrey insiste en que no se trata de obsesionarse, sino de aprender a interpretar las señales más evidentes que nos manda el organismo. ¿Te has preguntado alguna vez por qué cambia de color a lo largo del día? La respuesta es mucho más reveladora de lo que piensas, ya que el color del pis puede ser la primera manifestación visible de una patología grave, y saber identificarlo a tiempo marca la diferencia entre un susto y una complicación seria.

EL ARCOÍRIS EN EL INODORO: ¿QUÉ ES NORMAL Y QUÉ NO?

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La normalidad, esa palabra que tanto nos tranquiliza, tiene su propia tonalidad en el inodoro. Un color amarillo claro, casi transparente, es el estándar de oro de una buena hidratación y un funcionamiento corporal adecuado. Esta pigmentación se debe a un compuesto llamado urocromo, y su intensidad varía según la cantidad de agua que bebas, de modo que una micción de color pajizo indica que tus riñones están filtrando correctamente los deshechos. Este es el escenario ideal, la prueba visual de que, al menos en ese aspecto, todo marcha sobre ruedas con este desecho líquido.

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Sin embargo, ¿qué ocurre cuando ese amarillo se intensifica hasta convertirse en un ámbar oscuro o incluso anaranjado? Lo más probable es que estés bebiendo menos agua de la que deberías. El cuerpo, en un intento por conservar líquidos, concentra más los residuos en nuestra micción, oscureciéndola. Aunque generalmente se soluciona aumentando la ingesta de líquidos, un color miel persistente es la primera advertencia de que podrías estar forzando tus riñones y deberías prestar más atención a tu hidratación diaria para evitar problemas futuros.

CUANDO EL ÁMBAR SE VUELVE PREOCUPANTE

Si el tono anaranjado persiste a pesar de beber suficiente agua, la cosa cambia. A veces, ciertos medicamentos o un exceso de alimentos ricos en betacarotenos, como las zanahorias, pueden alterar el tono de la micción. Pero si no es el caso, la señal de alarma debe activarse. Un color que tiende al naranja intenso o que incluso recuerda al de un refresco puede ser un indicio de que algo no va bien, ya que ese fluido delator podría estar señalando un problema en el hígado o en las vías biliares que requiere un diagnóstico profesional cuanto antes.

En estos casos, el color se debe a un exceso de bilirrubina, un pigmento que se produce cuando el hígado descompone los glóbulos rojos viejos. Si el hígado no funciona correctamente, no puede eliminarla y una parte se filtra en la orina, tiñéndola de ese color tan característico. Por tanto, si observas que tu orina adquiere este tono de forma continuada, y especialmente si se acompaña de otros síntomas como fatiga o un tono amarillento en la piel, la recomendación es no dejarlo pasar y consultar a un médico para descartar patologías hepáticas.

LA SEÑAL DE ALARMA QUE NUNCA DEBES IGNORAR

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Llegamos al color que, según todos los especialistas, incluido el doctor Salvarrey, debe hacerte levantar el teléfono y pedir cita médica de inmediato: el rojo o el rosado. Salvo que hayas comido remolacha o arándanos en grandes cantidades, este color suele ser sinónimo de sangre. La presencia de sangre en el pis, conocida como hematuria, nunca es una buena noticia. Las causas pueden ser variadas, desde una simple infección de tracto urinario o una piedra en el riñón hasta condiciones mucho más serias, por lo que la presencia de sangre en la orina es una urgencia médica que exige un estudio urológico completo.

Ignorar una orina de esta tonalidad es un riesgo que nadie debería correr. Aunque la causa sea benigna, solo un profesional puede determinarlo tras realizar las pruebas pertinentes. En el peor de los escenarios, podría ser el primer y único síntoma visible de un tumor en la vejiga o en el riñón. Por ello, la rapidez en el diagnóstico es fundamental. No hay lugar para la duda ni para la autocomplacencia, pues detectar el origen del sangrado a tiempo puede cambiar radicalmente el pronóstico de una enfermedad grave y es una de las advertencias más claras que te dará esta excreción tan personal.

¿Y SI SE VUELVE MARRÓN O CASI NEGRA?

Un escalón más allá en la escala de preocupación encontramos la orina de color marrón oscuro, similar al de un refresco de cola. Este no es un simple caso de deshidratación severa, sino una señal de alerta roja. Este color puede indicar problemas hepáticos graves, como una hepatitis aguda o una cirrosis avanzada, que impiden al hígado procesar la bilirrubina correctamente. Pero también puede ser un síntoma de rabdomiólisis, una descomposición masiva del tejido muscular que libera sustancias muy dañinas para los riñones y que constituye una verdadera emergencia.

Esta condición puede ser provocada por un ejercicio físico extremo y desmedido, traumatismos o el consumo de ciertas sustancias. El aspecto de tus desechos se convierte así en un reflejo directo de un problema sistémico que requiere atención hospitalaria inmediata para evitar un fallo renal agudo. Observar una orina de este color es motivo más que suficiente para acudir a urgencias sin dudarlo, ya que el cuerpo está lanzando un grito de auxilio que no puede ser ignorado bajo ningún concepto, y la rapidez de la intervención es, de nuevo, absolutamente clave.

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MÁS ALLÁ DEL COLOR: OLOR Y ESPUMA TAMBIÉN CUENTAN

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Aunque el color es el "chivato" más evidente, no es el único aspecto a vigilar. El olor también nos da pistas valiosas. Todos conocemos el peculiar aroma que dejan los espárragos, pero un olor amoniacal muy fuerte y persistente puede indicar deshidratación. Sin embargo, lo más relevante es un olor fétido o inusualmente dulce. El primero puede ser señal de una infección bacteriana en el tracto urinario, mientras que un olor afrutado en la composición de nuestra orina es un síntoma clásico de una diabetes no controlada, debido a la presencia de cetonas.

Por último, no podemos olvidarnos de la espuma. Un poco de espuma es normal, especialmente si la micción es enérgica. Pero si notas que tu orina es excesivamente espumosa de manera constante, casi como la espuma de la cerveza, podría ser una señal de proteinuria. Esto significa que hay un exceso de proteínas en la orina, un claro indicativo de que los riñones no están filtrando como deberían. Este chivatazo corporal, a menudo subestimado, puede ser el primer signo de una enfermedad renal que necesita ser evaluada y tratada por un nefrólogo antes de que el daño sea irreversible.

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