Desafíos de las pymes y micropymes españolas: la digitalización, la falta de liquidez y la escasez de personal

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) y las microempresas son las que sostienen el entramado empresarial de toda España. Forman parte del 99% del tejido productivo del país y el 65% del PIB nacional, por lo que están muy lejos de ser dispensables. Su relevancia es tan grande que genera dos terceras partes de los empleos de la nación, por lo que no cabe duda de la dependencia que hay hacia ellas y la contribución que hacen.

La constante adopción e innovación han sido claves para el progreso económico de estos negocios y del país en general, pero el contexto actual está marcado por la volatilidad, la incertidumbre y la fragilidad. Y ahora estas empresas se enfrentan a un nuevo desafío que les complica más las cosas, generando una suma de problemas que se entrelazan entre sí y dificultan su superación.

A saber, las tres cuestiones a afrontar: la transformación digital imperativa, la falta de liquidez de capital y la dificultad de contratación personal altamente cualificado. Como veremos a continuación, estas no son aristas aisladas, sino que se influyen entre sí, lo que dificulta todavía más su afrontamiento.

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7667a7fa 39a1 4dc4 87e7 3d3edd2366cbFuente:  unsplash.com

El primer desafío: la digitalización obligatoria

La Ley 18/2022 “Crea y Crece” impone una digitalización obligatoria que estará vigente a partir de este año. Implica la emisión de la factura electrónica de forma escalonada entre empresas, lo cual significa una demanda hacia la digitalización completa de la administración de las empresas.

Hay una clara brecha que parece irreconciliable por los mementos en la transformación digital entre las pequeñas y las grandes empresas. En efecto, sí ha habido un avance en los negocios más pequeños hacia esta forma operativa, pero no lo suficiente: para 2023, solo el 61,4% de 10 o más empleados tenían el nivel básico de la digitalización, siendo la época de más auge gracias a la pandemia. Esto está muy lejos del objetivo europeo del 90% para 2030.

Las dificultades para dar este paso recaen en la falta de dinero para invertir en avances tecnológicos, la falta de personal capaz de llevar a cabo y gestionar las tareas correspondientes y la falta de tiempo para poder solventar las primeras dos causas.

“Digitalizar los circuitos administrativos sin controlar el cash-flow es como cambiar de coche sin mirar si tiene combustible. Las pymes necesitan tecnología, sí, pero sobre todo criterio financiero para transformar datos en decisiones”, según indica John Belalcazar, fundador y director de Impulsa CFO.

El segundo desafío: la falta de liquidez

Las empresas más pequeñas generalmente tienen un gran problema: a tensión de caja. Según el Observatorio de Morosidad de CEPYME, durante el primer trimestre de 2024, el 55,7% de las facturas se abonaron en promedio 24 días tarde respecto al límite legal de los 60 días. Por supuesto, se disparó el coste financiero de estas implicaciones. Aunque la causa sea la falta de liquidez para pagar, la consecuencia empeora el escenario.

Es evidente que esta presión financiera impacta en las posibilidades de crecimiento e inversión que tiene un negocio.

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El tercer desafío: la competencia por el personal altamente calificado

La mayoría de los españoles prefiere trabajar en empresas grandes y/o trasnacionales, ya que se perciben como más seguras y con sueldos más elevados, dos de los pilares de interés para los trabajadores. Hay una clara asimetría con la falta de preferencia hacia las empresas españolas.

Esto es una contradicción muy clara porque, como vimos al inicio, las empresas locales son las que más impacto tienen en el país. Este desajuste no es tan simple como la relación entre la oferta y la demanda de empleos, sino que se vuelve un desafío a afrontar por la empresa empleadora, la cual, como marca, no tiene la misma confianza que la extranjera.

Además, al ser la inmensa mayoría de las empresas pymes y micropymes las que están en el país, no hay forma de competir con los salarios ofertados por las grandes compañías. A esto se le suma también la dificultad para ofrecer la flexibilidad horaria que tan demanda desde la pandemia.

El problema se acentúa en los perfiles profesionales altamente capacitados, por lo que resulta muy complicado ofrecer sueldos altos que compitan con los de las empresas extranjeras, ante la fragilidad financiera de las locales. Esto impacta en la falta de personal especializado en gestión financiera, indispensable para el crecimiento de cualquier negocio.

El modelo CFO como solución integral

Una alternativa para abordar los tres problemas al mismo tiempo es factible. La clave es alinearlos hacia un punto en común: los problemas financieros. Si se plantea que hay una falta de liquidez, evidentemente no es factible aumentar los ingresos del negocio para poder costear los gastos necesarios para la digitalización y la contratación de personal altamente especializado. Lo que queda es disminuir los gastos: la contratación de un servicio externo para poder tomar decisiones financieras a través del modelo CFO.

“Aunque todavía poco implantado en España, este modelo —muy común en países anglosajones— permite que startups, pymes y micropymes accedan a planificación financiera, control y visión estratégica del nivel de una gran empresa, sin asumir los costes de un equipo interno. Pagan solo por lo que necesitan y cuando lo necesitan”, concluye Belalcazar.

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