Javier Martín (45), explorador: "En Asturias hay una playa donde el mar se ESCONDE y te bañas con peces que jamás esperarías encontrar"

La experiencia, como narra el explorador Javier Martín, permite bañarse en un acuario natural con peces que quedan atrapados con la marea alta. Situada en el oriente de Asturias, es un ejemplo perfecto de la magia impredecible de la costa cantábrica y sus formaciones kársticas.

Pocos lugares en Asturias guardan un secreto tan fascinante como el que encontró Javier Martín, un explorador de 45 años, que asegura que allí el mar juega al escondite. Para él, lo que vio fue mucho más que un simple paisaje; de hecho, su hallazgo fue una revelación sobre la naturaleza impredecible de la región y una experiencia que le invitó a mirar la costa de una forma completamente nueva. ¿Te imaginas una playa donde el agua aparece y desaparece como por arte de magia?

La promesa de Javier de "bañarse con peces que jamás esperarías encontrar" resuena con fuerza cuando te hablan de este rincón oculto. Al principio, la idea parece una fantasía, un relato exagerado para atraer curiosos a esta escapada al norte, pero la sorpresa inicial da paso a una curiosidad casi infantil que te obliga a buscar respuestas y a querer verlo con tus propios ojos. Sigue leyendo, porque el misterio merece la pena ser desvelado.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO DEL CANTÁBRICO

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Llegas caminando entre prados verdes y el sonido del oleaje te acompaña, pero algo no cuadra en el paisaje de la costa asturiana. Esperas encontrar el mar abierto, pero te encuentras con una pequeña playa de arena dorada rodeada de campo y sin una sola ola a la vista. Es un impacto visual que desafía toda lógica y te deja sin palabras durante unos segundos, preguntándote si has llegado al lugar correcto o si todo es un espejismo.

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Es la sensación que Javier Martín describe como un truco de magia, un ilusionismo creado por el propio planeta. Te sientes desconcertado porque el Cantábrico está ahí, a solo cien metros, pero una barrera de roca caliza lo oculta por completo de tu visión mientras su agua se filtra bajo tus pies. Es el comienzo de un descubrimiento que te conecta de una forma muy especial con el entorno, un lugar donde el mar te susurra en lugar de gritar.

¿CÓMO ES POSIBLE UNA PLAYA SIN MAR VISIBLE?

La magia tiene una base científica fascinante que se conoce como dolina. El agua salada del mar ha ido erosionando la roca kárstica a lo largo de los años, creando túneles y galerías subterráneas que conectan el océano con este prado, pero es la posterior caída del techo de una de estas cuevas lo que dio origen a esta diminuta y espectacular playa interior. No es un lago, es pura y simplemente una porción de mar tierra adentro.

Este proceso geológico convierte cada visita en un espectáculo diferente, dependiente por completo del ritmo de las mareas. Como bien apuntaba Javier, el mar no desaparece, solo se esconde, y es el agua que se cuela por las grietas la que llena la playa cuando la marea sube en la costa oriental de Asturias. Entender este mecanismo hace que la experiencia de bañarse aquí sea aún más increíble, un auténtico privilegio natural.

UN ACUARIO NATURAL QUE CAMBIA CON LAS MAREAS

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Aquí se cumple la profecía de Javier Martín sobre esos peces inesperados que te acompañan durante el baño. Con la marea alta, el agua que inunda la dolina arrastra consigo pequeños peces, quisquillas y otros seres marinos del Cantábrico, pero estos quedan atrapados temporalmente en la playa como si fuera una piscina natural, nadando a tu alrededor con total tranquilidad. Es una oportunidad única para observar la vida marina en un entorno seguro y calmado.

La experiencia cambia radicalmente dependiendo del momento del día. Mientras que la pleamar te ofrece un baño en un acuario improvisado, la bajamar vacía casi por completo la playa dejando a la vista su arena fina y las rocas por las que se filtra el agua. Es este ciclo constante, esta dualidad entre el vacío y la vida, lo que convierte a este rincón del paraíso natural en un lugar al que siempre apetece volver para redescubrirlo.

EL TESTIMONIO DE JAVIER: MÁS ALLÁ DE UNA SIMPLE ANÉCDOTA

La experiencia de Javier en este enclave no es solo la de un turista, sino la de un explorador que siente haber encontrado algo auténtico. Su relato habla de la emoción de toparse con un secreto, de la sensación de estar en un lugar que conserva una pureza casi intacta a pesar de ser conocido. Es ese sentimiento de descubrimiento personal lo que transforma una simple visita en un recuerdo que perdura para siempre en la memoria.

Su relato sobre esta playa interior encapsula la esencia de un viaje a Asturias: la capacidad de asombro ante paisajes que parecen sacados de un cuento. Este no es solo un destino para fotografiar, sino un lugar para sentir y entender la fuerza del mar y la tierra, pues la conexión que se crea con el entorno es tan intensa que te hace replantearte lo que creías saber sobre las playas y la costa. Es la recompensa del viajero curioso.

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LA MAGIA DE PERDERSE PARA ENCONTRARSE

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En un mundo donde todo parece estar cartografiado y descubierto, encontrar un lugar que todavía se siente como un secreto es un verdadero regalo. Es la oportunidad de desconectar del ruido, como le ocurrió a Javier al toparse con este tesoro, y dedicar un momento a la simple contemplación de un fenómeno natural extraordinario en un rincón del paraíso natural de Asturias. Son estas pequeñas aventuras las que dan sentido a cualquier escapada.

Al final, este enclave es mucho más que una anécdota geológica; es una invitación a buscar la belleza en lo inesperado. La sensación de flotar en sus aguas tranquilas, rodeado de prados en lugar de edificios, es la experiencia que define al Principado de Asturias y que te recuerda por qué merece la pena salirse de la ruta marcada. Porque a veces, para encontrar algo único, primero tienes que dejar que el camino te sorprenda.

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