Primavera Tours trae de vuelta a Tame Impala a Madrid y Barcelona

Poco importa ya que conociéramos a Tame Impala circa 2010 como un grupo de culto para nostálgicos de los alucinógenos sixties o que, a media carrera, se convirtieran en un fetiche millennial cuya música explicaba el presente líquido de toda una generación. Lo que realmente importa es que un día todos encontramos Let It Happen al final del arco iris. Entonces, en ese momento, lo comprendimos todo. Comprendimos que el pop del siglo XXI sería mutante o no sería, que una tormenta de confetti en un momento concreto de una actuación puede elevarte a un estado superior de conciencia y que Kevin Parker conoce las palabras exactas del conjuro pop que enrarece y (precisamente por eso) embellece la vida.

A pesar de que ya han pasado casi seis años desde The Slow Rush, su cuarto disco, ese conjuro no ha perdido ni una pizca de efecto. Un hechizo retro y futurista a la vez porque el sonido inconfundible de Tame Impala habita un limbo imposible: mitad recuerdo, mitad presagio. Y como los contornos de su música son misteriosamente elásticos, estos casi seis años de silencio se han convertido automáticamente en un suspiro en cuanto Parker ha decidido reactivar su proyecto con los singles End of SummerLoser y Dracula. De repente hemos vuelto a comprenderlo todo.

Su irresistible falsetto nos pone ya en la senda del esperado quinto disco de Tame Impala, Deadbeat, que se publicará el 17 de octubre. Kevin Parker lo presentará el 7 de abril en el Movistar Arena y el 8 de abril en el Palau Sant Jordi. Dos fechas que supondrán, respectivamente, el regreso de Tame Impala a Madrid ocho años después y el primer concierto en un recinto cerrado en Barcelona en toda su carrera.

Publicidad
YouTube video
Publicidad