Del tornillo a las uñas y tapas: el fin de una era en los bazares chinos despierta una revolución comercial... y te va a encantar 

El paisaje de nuestras calles está cambiando de una manera que quizá no hayas notado del todo. Las persianas de esos bazares chinos que fueron un salvavidas para los domingos por la tarde o para encontrar ese objeto imposible se están cerrando.

Aunque el auge de los bazares chinos ha disminuido recientemente en nuestro país, está naciendo algo distinto. Una nueva generación de emprendedores chinos en España está tomando el relevo, ¡y con mucha seriedad! No con más de lo mismo, sino con ideas modernas que están sorprendiéndonos a ti, a mí y a todos. 

Durante años, la imagen del comercio chino en España era casi siempre la misma. Tenemos entre ceja y ceja la imagen de esas tiendas abarrotadas, con una oferta que iba de los tornillos a los juguetes, los bazares chinos se convirtieron en un lugar familiar en cualquier barrio. Eran la solución rápida, económica y siempre abierta. Pero algo ha pasado recientemente. El modelo, que parecía invencible en nuestro país y en muchos otros, ha empezado a mermar con evidentes signos de agotamiento.

Lo que estamos viendo ahora no es una simple despedida de los tradicionales bazares chinos. Es la reinvención de toda una comunidad empresarial joven y moderna que, lejos de echarnos de menos, ha decidido dar un golpe de timón. Estos comerciantes, de gran impacto económico en el país, han entendido que para seguir siendo relevantes, tenían que dejar de vender solo productos y empezar a ofrecer experiencias aunadas al consumidor actual. 

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¿Por qué están cambiando los bazares chinos en España?

Por qué están cambiando los bazares chinos en España
Bazares chinos en España | Fuente: Europa Press

Para entender lo que está pasando, hay que mirar unos años atrás. Los bazares chinos marcaron una época en España porque supieron llenar un vacío. Ofrecían de todo, a precios bajos y con un horario interminable. Su éxito se basó en la capacidad de adaptación inmediata y en una dedicación absoluta, entregada al consumidor. Fueron, durante al menos dos décadas, el Amazon de barrio antes de que la revolución de Amazon llegara.

El problema es que Amazon, y plataformas como Aliexpress, llegaron para quedarse y ofrecer nuevas formas de compra con comodidad y a gran escala, ofreciendo al consumidor una experiencia todavía más completa. De la noche a la mañana, comprar un cable de móvil o un adorno para Halloween y Navidad dejó de ser una excusa para salir a la calle.

Un clic desde el sofá resolvía el problema, a menudo a un precio aún más bajo, con descuentos y hasta cupones de regalo. A este golpe desde el mundo digital se le unió otro más silencioso pero igual de contundente. Los costes de mantener un local en España se dispararon pospandemia. Los alquileres subieron, las facturas de la luz se multiplicaron y la inflación general hizo que los precios de los bazares chinos ya no fueran tan atractivos.

Esta avalancha de cambios obligó a muchos comerciantes a tomar decisiones viables. Algunos tuvieron que cerrar. Pero otros, quizá la mayoría, optaron por la opción más inteligente: replantearse todo. No es una casualidad que la comunidad china sea la única entre la población extranjera en España con más autónomos que asalariados. El gen emprendedor es fuerte, y cuando se ve acorralado, busca una nueva salida.

Del tornillo a la uña: la estrategia del servicio de los bazares chinos 

Del tornillo a la uña: la estrategia del servicio de los bazares chinos 
Los bazares chinos ahora son estéticas o bares | Fuente: Pexels

El cambio más visible de los bazares chinos es la sustitución del producto físico genérico para adentrarse en el mundo de los servicios. Las nuevas generaciones de consumidores, y también de emprendedores, buscan algo más que un objeto. Valoran la especialización, el trato personal y una experiencia satisfactoria del cliente. Ahora, es cada vez más común encontrar salones de belleza o centros de estética de uñas regentados por empresarios chinos

¿Por qué triunfan aquí? Porque han trasladado sus virtudes tradicionales a un nuevo terreno que se vuelve cada día más comercial. Han encontrado un nicho donde su capacidad de trabajo brilla. No se limitan a ofrecer un servicio estándar, sino que muchos han incorporado técnicas modernas que se aplican en China y Corea. 

Otro vacío que han abordado los antiguos dueños de bazares chinos es la hostelería española. Resulta revelador ver cómo ciudadanos asiáticos están abriendo bares de tapas, cervecerías, churrerías o marisquerías. Estos emprendedores han comprendido que para conectar con el cliente local, a veces hay que hablar su mismo lenguaje de consumo. Lejos de limitarse a lo exótico, que ya tiene su mercado, han decidido competir en el terreno de lo cotidiano.

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El resultado son establecimientos que, en muchos casos, no tienen nada que envidiar a los negocios más veteranos. De hecho, a menudo los superan en aspectos como el horario extenso, la amabilidad en el trato o la relación calidad-precio.  Aunque el tipo de negocio sea radicalmente distinto a los bazares chinos, hay aspectos que permanecen intactos: la ética de trabajo férrea, la perseverancia y esa ambición de superación que siempre ha caracterizado a la comunidad china en España. 

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