«El aceite de oliva no es para freír»: desmontamos el mayor mito de la cocina española

Una creencia arraigada en nuestra cocina que podría estar completamente equivocada. ¿Es realmente un sacrilegio usar nuestro mejor aceite para freír? Te lo contamos.

El aceite de oliva es el alma indiscutible de nuestra gastronomía, un pilar que sostiene sabores y tradiciones. Por eso, la afirmación «el aceite de oliva no es para freír» resuena en tantas cocinas como un mandamiento sagrado, una advertencia para no malgastar nuestro oro líquido. Es una frase que hemos oído de abuelas, madres y hasta de algún cocinero mediático, pero, ¿y si te dijera que podrías estar cometiendo un error al creerla?

Quien pronuncia esa sentencia a menudo lo hace con la mejor intención, protegiendo un producto que amamos. Se busca evitar que un pilar de la dieta mediterránea se degrade con el calor, perdiendo sus matices y propiedades. Sin embargo, la realidad esconde una verdad sorprendente y el zumo de aceituna es una de las grasas más estables y saludables para la cocción a altas temperaturas, desafiando por completo esa creencia tan extendida. ¿Estamos listos para desmontar el mito?

¿QUEMANDO EL ORO LÍQUIDO? LA VERDAD SOBRE EL PUNTO DE HUMO

Desvelamos Por Qué El Temor A Que Se Queme Es, En La Mayoría De Los Casos, Infundado.
Desvelamos Por Qué El Temor A Que Se Queme Es, En La Mayoría De Los Casos, Infundado. Fuente Freepik.

El gran fantasma que recorre las sartenes es el famoso punto de humo, ese momento en que la grasa empieza a quemarse y a generar compuestos nocivos. Muchos creen que con el aceite de oliva se alcanza enseguida, pero el punto de humo del aceite de oliva virgen extra se sitúa en torno a los 180-210ºC, una temperatura más que suficiente para la mayoría de frituras caseras como unas croquetas o unas patatas.

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Frente a otros aceites vegetales, la estabilidad del aceite de oliva es notablemente superior al someterse al calor. Esto se debe a su composición única, rica en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes naturales como los polifenoles, y estos componentes protegen el aceite de la oxidación durante la fritura, manteniendo sus propiedades y evitando la generación de compuestos tóxicos que sí aparecen en otras grasas menos estables.

EL SABOR QUE TRANSFORMA: MÁS ALLÁ DE LA ENSALADA

Otro de los argumentos recurrentes es que su potente sabor lo invade todo, enmascarando el producto que freímos. Lejos de ser un inconveniente, usar un buen aceite de oliva aporta matices y complejidad a las frituras, creando una capa crujiente, dorada y sabrosa que realza el sabor original del alimento en lugar de anularlo. Es un salto de calidad que se nota al primer bocado.

Imagina unas patatas fritas en un aceite de semillas, insípido y plano, y ahora piensa en esas mismas patatas con el toque frutado de un buen aceite de oliva. La diferencia es abismal, porque el aceite no solo actúa como medio de cocción sino como un ingrediente más que enriquece el plato, algo que los aceites refinados, por su propia naturaleza, simplemente no pueden ofrecer. La fritura con oliva es, en sí misma, una declaración de intenciones.

NO TODOS LOS ACEITES NACEN IGUALES: ¿CUÁL ELEGIR PARA LA SARTÉN?

No Es Lo Mismo Un Virgen Extra Que Un Suave, Y Aquí Te Explicamos Cuál Usar En Cada Momento.
No Es Lo Mismo Un Virgen Extra Que Un Suave, Y Aquí Te Explicamos Cuál Usar En Cada Momento. Fuente Freepik.

Aquí llega el quid de la cuestión: no todo el aceite de oliva se comporta igual en la sartén, y saber elegir es fundamental. Para frituras que requieran menos temperatura, como un salteado o un huevo frito, o que busquen aportar un sabor intenso y característico, el virgen extra es una opción excelente y sorprendentemente resistente, aportando todos sus beneficios y aromas al plato final.

Por otro lado, si buscas un resultado más neutro o vas a realizar frituras por inmersión más largas, las variedades de aceite de oliva suave o intenso son magníficas aliadas. Aunque han sido refinados, conservan parte de la composición del zumo de aceituna. La elección dependerá del plato y del bolsillo, pero incluso las variedades más suaves de oliva superan en estabilidad a muchos aceites de semillas, como el de girasol.

LA CIENCIA DETRÁS DE LA FRITURA PERFECTA

Cuando un alimento entra en contacto con el aceite de oliva caliente, ocurre una pequeña magia culinaria que la ciencia explica. Se forma una costra o película instantánea que sella toda la superficie del producto, y esta barrera impide que el alimento absorba un exceso de grasa y mantiene su interior jugoso y tierno. El resultado es una fritura mucho más ligera, crujiente por fuera y melosa por dentro.

Esta protección no solo es una cuestión de textura, sino también de salud. Al limitar la absorción de grasa, el aporte calórico del plato es menor que con otros aceites que empapan el alimento. De hecho, varios estudios han demostrado que freír verduras con aceite de oliva virgen extra puede incluso aumentar sus fenoles y antioxidantes, un beneficio impensable con otras grasas que se degradan con facilidad.

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EL MITO DEL PRECIO: ¿ES REALMENTE UN LUJO INALCANZABLE?

Abordamos El Argumento Definitivo: El Coste. ¿Y Si Te Dijéramos Que Puedes Ahorrar?
Abordamos El Argumento Definitivo: El Coste. ¿Y Si Te Dijéramos Que Puedes Ahorrar? Fuente Freepik.

Sí, es innegable que el aceite de oliva de calidad tiene un precio superior, y este es el argumento final para relegarlo a usos en crudo. Sin embargo, su alta resistencia a la degradación por el calor es clave, ya que el aceite de oliva puede reutilizarse varias veces para freír si se filtra adecuadamente tras cada uso, algo que no se recomienda con aceites como el de girasol, que se estropean mucho antes.

Al final, la decisión de usarlo en la sartén va más allá de un simple hábito culinario; es una apuesta por el sabor, la salud y la tradición bien entendida. Es un gesto que conecta con la sabiduría de generaciones anteriores que no tenían tantos prejuicios. Porque aprovechar al máximo nuestro oro líquido es la verdadera esencia de la cocina mediterránea, una cocina de sabor, salud y, sobre todo, de puro sentido común.

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