Jonas Vingegaard ganó la Vuelta a España este domingo, pero no pudo cruzar la línea de meta triunfante debido a la suspensión de la última etapa de la carrera de tres semanas, luego de que manifestantes en favor de los palestinos bloquearon la llegada en Madrid.
El corredor del equipo Visma-Lease a Bike se hizo con la victoria en la última Gran Vuelta del año tras imponerse en la etapa de montaña del sábado y ampliar su ventaja sobre el portugués Joao Almeida a un minuto y 16 segundos.
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El recorrido del domingo desde Alalpardo hasta la capital fue poco más que una procesión para el pelotón, pero con los corredores ya en la ciudad, se detuvieron en torno a las 18:20 hora local.
Después de caer de nuevo ante Pogacar en el pasado Tour, Vingegaard habló con los directores de equipo del Visma y confirmó la hoja de ruta planeada desde el inicio de la temporada para alivio del staff. «Iré a la Vuelta» resolvió. Pero necesitaba un tiempo de reposo y desconexión, de estar junto a su mujer Trine y su hija Frida.

El danés, que sabía que hoy tenía que aguantar los envites de Almeida, pero nada hay mejor para defenderse que un buen ataque. El danés de Visma Lease-a-Bike atacó a falta de 1,2 kilómetros y se hizo en solitario con la victoria de etapa como premio extra a su primera Vuelta.
Vingegaard muestra su poderío, un líder silencioso
Aunque fueron pocos días porque pronto viajó a Francia -a un lugar que desde el Visma no quieren desvelar porque no había injerencias de aficionados-, a un campamento de entrenamiento en llano y no en altitud porque, consideraban, solo tenía que volver a coger el punto de forma. “Y bien que lo hizo», dice Jesper Morkov, director deportivo del Visma; «¿o es que no se vio en la primera semana?».
Fue en esos días en los que Vingegaard mostró su poderío, capaz de ganar un sprint cuesta arriba en Lemone Piamonte, ya en la segunda etapa de la Vuelta. Y aunque después perdió el maillot frente a Gaudu por el puestómetro -estaban empatados en el tiempo, pero el francés tenía mejor media en las posiciones de llegada a meta-, el equipo le elevó de nuevo tras la contrarreloj por equipos.

«Jorgeson, Kuss y el resto se han entregado al líder desde el principio y han demostrado que son unos gregarios de lujo”, resuelve Morkov; «también porque él es un líder silencioso en el sentido de que no da discursos grandilocuentes. Pero habla con todos y escucha. Es un tipo por el que todos quieren luchar». Algo que aclaró Kuss antes incluso de comenzar la ronda, allá en la presentación de equipos en la Piazzetta Reale de Turín.
Pese a que Almeida lo intentó con su habitual ritmo ‘machacón’ en los últimos tres kilómetros, no pudo hacer nada con el virtual ganador del maillot rojo. Hoy Vingegaard no tenía la cara ni las fuerzas de la segunda semana y saltó para terminar con cualquier esperanza de victoria del portugués.
La estrategia del Visma no era ganar la carrera en la primera semana
En el resto de peleas, Pidcock se subirá por primera vez a un podio de una Gran Vuelta a llegar junto a Hindley a la meta y Riccitello le ha conseguido arrebatar el maillot blanco de mejor joven a Pellizzari, que se cortó del grupo de los mejores muy pronto y perdió 2:50 en meta con Vingegaard.
El inicio de etapa fue vibrante, por velocidad y porque casi todo el mundo lo intentó. INEOS probó de todas las maneras meter mucha gente en la escapada y otros equipos y ciclistas de mucho nivel lo intentaron con ellos. Pero hoy tuvieron una presa hambrienta como UAE, que no paró hasta que cazó a cada uno de los 37 ciclistas que se fueron por delante.
En ningún momento lograron más de dos minutos de ventaja, pero la aventura llegó hasta los últimos tres kilómetros de etapa. Tras el primer paso por Navacerrada, se formó un fuerte grupo con Ciccone, Bernal, Landa, Armirail y Van der Lee. Faltaba 20 kilómetros y la diferencia era de un minuto, pero eso no amedrentó a estos grandes cazaetapas.
Pocos instantes después de coronar, sucedió lo que muchos esperaban en esta etapa. Después de tener que acortar la etapa 2 kilómetros, evitando el paso por Cercedilla, una sentada pro-Palestina a 16 kilómetros de meta casi provoca la cancelación de la carrera, pero la escapada y los favoritos consiguieron encontrar un hueco para tirar, pese a que los manifestantes estuvieron demasiado cerca de algún corredor.
Vingegaard y Pogacar, los dominadores del Tour, Giro y Vuelta a España
Pero la estrategia del Visma no era ganar la carrera en la primera semana, toda vez que quedaban muchas montañas por delante y el equipo no se quería desgastar tirando del pelotón en cada etapa, controlando todas las fugas. Así que permitieron hacer, siempre y cuando nadie de los teóricos favoritos pusiera tierra de por medio. Y Torstein Tréen, del Bahrain fue el gran beneficiado, portador del maillot rojo durante unas cuantas jornadas.
Aunque, entre medias, Vingegaard dio una exhibición en la ascensión a la estación de esquí de Valdezcaray, un terrorífico ataque a 11 kilómetros de meta que descompuso al pelotón y retorció a la élite, al punto de que alcanzó la cima en solitario. «No lo teníamos planeado, más allá de que si se notaba que estaba fuerte, solo tenía que avisar a los chicos de que era el momento». Y lo fue porque abrió una brecha con Almeida que ya nunca pudo recuperar. Aunque faltó poco.
Gané una Vuelta especial. Hubo muchas protestas contra Israel, todos tienen derecho a manifestarse. La pena es un poco que haya sucedido aquí, pero entiendo lo que hacen», recalcó el pasado sábado el corredor (28 años), que sobresale por su solvencia. Junto a Pogacar, el jefe de filas del Visma es un ejemplo de fiabilidad en los desafíos de tres semanas. Ambos son los dominadores en Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta.
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