La Academia de Cine ha dado a conocer la preselección de las tres películas que aspiran a representar a España en los Oscar 2026, un anuncio que vuelve a poner sobre la mesa una deuda pendiente: más de dos décadas sin que una producción nacional logre alzarse con la estatuilla a Mejor Película Internacional. Desde el triunfo de Mar adentro de Alejandro Amenábar en 2005, España no ha conseguido repetir la hazaña pese a contar con nombres de prestigio y obras que han brillado en festivales de primer nivel.
Ahora, la esperanza recae en un trío diverso que combina memoria familiar, experimentación visual y una mirada social inédita. Las candidatas son Romería de Carla Simón, Siratde Oliver Laxe y Sordade Eva Libertad, tres propuestas que reflejan la riqueza y pluralidad de nuestro cine contemporáneo.
La primera transcurre en Vigo y cierra la trilogía íntima de Simón sobre la memoria familiar; la segunda viaja hasta el desierto marroquí en un relato visceral con ecos místicos; y la tercera rompe moldes al situar por primera vez a una actriz sorda en el centro de la narración. Con estas apuestas, España busca dejar atrás una larga sequía en los premios de Hollywood y recuperar el terreno perdido en un escenario internacional cada vez más competitivo.
De Romería a Sirat: la diversidad creativa que marca la preselección española

La carrera española hacia los Oscar 2026 llega con un abanico de propuestas que refleja la amplitud de miradas e ideologías del cine nacional en estos momentos. Romería, se trata de una película ambientada en Galicia, que apuesta por la tradición y el arraigo cultural para proyectar una historia universal que conecta con la identidad colectiva. Por su parte, Sirat, es una película que traslada al espectador al desierto en un viaje íntimo y poético, donde la supervivencia y la espiritualidad se entrelazan para dar voz a una narrativa pocas veces representada en la gran pantalla, para muchos, una de las mejores películas españolas de los últimos años.
La selección de este año no solo sorprende por su variedad geográfica y temática, sino también por el contraste en la forma de narrar. Mientras una de las películas bebe del costumbrismo para reivindicar lo local como patrimonio global, la otra se adentra en paisajes áridos y en personajes al límite, con un lenguaje visual que busca conquistar a la Academia por su autenticidad y fuerza estética. Este contraste podría convertirse en la mejor carta de presentación de España ante Hollywood.
Más de dos décadas después de Mar adentro, España busca volver a lo más alto en Hollywood

Han pasado más de veinte años desde que Mar adentro, de Alejandro Amenábar, se alzó con el Oscar a la mejor película internacional, y desde entonces, las producciones españolas han encontrado difícil repetir esa hazaña. Cada año, la expectación se renueva con nuevas propuestas, pero los académicos de Hollywood han preferido premiar a cinematografías de otros países europeos y latinoamericanos, dejando a España en un segundo plano.
El cine español confía en poner fin a una sequía que se prolonga desde 2005 y recuperar así el protagonismo perdido en los Oscar. El reciente fenómeno de La sociedad de la nieve, convertida en éxito global gracias a Netflix y reconocida en múltiples festivales internacionales, ha demostrado que nuestras producciones pueden trascender fronteras y conectar con públicos muy distintos. La selección de estas tres cintas como aspirantes a los premios de 2026 abre ahora una nueva ventana para confirmar que España, y con ella sus creadores, sigue teniendo relatos capaces de emocionar y convencer a los miembros de la Academia.
Una apuesta inédita: Sorda abre camino con la primera protagonista sorda en la carrera a los Oscar

Entre las tres propuestas destaca Sorda, un filme que se atreve a explorar una narrativa todavía ausente en la historia de los Oscar, una película que se diferencia de las demás, por tener una protagonista sorda que reivindica la inclusión y la representación en la gran pantalla, algo que no había ocurrido anteriormente y que le da notoriedad a la producción. La película no solo rompe moldes en términos de diversidad, sino que además plantea un nuevo enfoque en la forma de contar, al incorporar el lenguaje de signos como parte central de la experiencia cinematográfica.
El proyecto no ha pasado desapercibido ni dentro ni fuera de España, pues marca un precedente en un año en el que la Academia de Hollywood ha redoblado su compromiso con la visibilidad de minorías, sin lugar a dudas el mejor momento para presentar una producción de este tipo inclusivo, por lo que tiene casi todos los elementos necesarios para hacerse con un Oscar. De llegar a la nominación, Sorda se convertiría en un hito para el cine español, al demostrar que apostar por la innovación y la diversidad puede abrir puertas en una industria tradicionalmente marcada por patrones más convencionales.