Cada día del verano cierran 257 negocios de autónomos: así paga el pequeño comercio la factura en barrios y ciudades

La asfixia de los alquileres, la falta de relevo generacional y la competencia de las grandes plataformas aceleran el derrumbe del comercio de proximidad en España.

En los últimos meses, la presión que soporta el pequeño comercio y los autónomos, se ha intensificado hasta niveles insostenibles. Según los datos de las asociaciones de autónomos, solo en julio se perdieron 7.286 trabajadores por cuenta propia, lo que supone una media de 235 menos cada día, en su mayoría vinculados al comercio.

La escalada de los alquileres, el peso de las cotizaciones y la competencia desigual con grandes superficies y plataformas digitales dibujan un escenario en el que mantener un negocio abierto se convierte en un reto mayúsculo. Cataluña, Andalucía y Madrid lideran la pérdida de establecimientos, después de todo se trata de las ciudades más importantes del país, mientras que la desertificación comercial avanza sin freno en barrios y pueblos, dejando tras de sí persianas bajadas y empleos que no se recuperan.

Los expertos coinciden en que la crisis no es coyuntural, sino estructural. Desde 2016, el comercio minorista ha perdido cerca de 120.000 empleos, al tiempo que las ventas online y la transformación de locales en viviendas turísticas han reconfigurado por completo el mapa urbano en España, que en materia de pequeños negocios ya no es lo que solía ser.

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El relevo generacional, prácticamente inexistente, agrava la situación y acelera la desaparición de negocios de proximidad, esenciales para la vida social y económica de las comunidades. Asociaciones como UATAE y UPTA insisten en que, sin medidas urgentes para regular los alquileres, modernizar el comercio (un hecho que los jóvenes necesitan) y equilibrar las reglas frente a las grandes corporaciones, el cierre masivo de negocios se convertirá en la nueva normalidad.

Un verano negro para los autónomos: 7.286 bajas en un solo mes

Un Verano Negro Para Los Autónomos: 7.286 Bajas En Un Solo Mes
Los Pequeños Negocios Se Convierten En El Eslabón Más Débil Del Mercado Laboral. Fuente: Agencias

El mes de julio dejó la peor cifra de los últimos tres años para los trabajadores por cuenta propia, 7.286 autónomos menos en apenas 31 días, lo que equivale a 235 bajas diarias, cifras realmente preocupantes. El golpe más duro lo recibió el comercio, que encadenó el cierre de más de 1.300 negocios en ese periodo.

Aunque la afiliación interanual sigue mostrando un ligero crecimiento, este se concentra en pocas comunidades y oculta la pérdida masiva de actividad en sectores estratégicos para la vida local, donde las persianas bajadas se multiplican. La fotografía es clara, mientras grandes empresas consolidan empleo neto, los pequeños negocios se convierten en el eslabón más débil del mercado laboral, y esta es una de las verdades con las que muchos todavía no saben lidiar.

El retroceso en el número de autónomos, unido a la caída del tejido comercial, confirma una tendencia que ya no puede calificarse de coyuntural. El verano, que tradicionalmente suponía un alivio para el consumo, se ha transformado en un periodo crítico para miles de emprendedores que no logran resistir el aumento de costes.

Alquileres desorbitados y competencia desigual, las causas que asfixian al comercio

Alquileres Desorbitados Y Competencia Desigual, Las Causas Que Asfixian Al Comercio
Un 43% De Los Autónomos Destina Entre El 25% Y El 50% De Sus Ingresos Netos Al Pago Del Local. Fuente: Agencias

El incremento desmedido de los alquileres se ha convertido en la principal amenaza para la supervivencia de los pequeños comercios. Según datos de UATAE, un 43% de los autónomos destina entre el 25% y el 50% de sus ingresos netos al pago del local, y para casi la mitad de ellos este gasto representa su mayor coste profesional.

Esta presión inmobiliaria, agravada en grandes ciudades por la especulación y la conversión de locales en viviendas turísticas, erosiona la viabilidad de miles de negocios. A la carga de los alquileres se suma una competencia cada vez más desigual.

Las grandes superficies y las plataformas online operan con márgenes, horarios y estrategias comerciales imposibles de igualar para los pequeños establecimientos, y si a esto le sumamos las campañas agresivas de descuentos o los “días sin IVA” por ejemplo, consolidan una brecha que deja al comercio de proximidad sin capacidad de respuesta, provocando un efecto dominó que debilita a barrios y municipios enteros.

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El relevo generacional ausente y la digitalización pendiente agravan la crisis del sector de los autónomos

El Relevo Generacional Ausente Y La Digitalización Pendiente Agravan La Crisis Del Sector
El Comercio Minorista, De Tradición Familiar, No Encuentra Continuidad En Los Más Jóvenes. Fuente: Agencias

Otro de los factores estructurales que acelera el cierre de negocios es la falta de relevo generacional. El comercio minorista, de tradición familiar, no encuentra continuidad en los más jóvenes, que perciben el sector como precario, exigente y poco atractivo frente a otras opciones laborales, además no suelen identificarse con la actividad realizada por sus padres. Esta ausencia de nuevas generaciones al frente de los negocios multiplica las bajas de autónomos y amenaza con vaciar de actividad económica las localidades más pequeñas, ejemplo de ello, lo que está ocurriendo con los pueblos y la “España vaciada”.

La digitalización, por su parte, sigue siendo una asignatura pendiente para gran parte del pequeño comercio. Aunque muchos establecimientos han intentado abrirse al mercado online creando sus paginas webs e iniciarse en el complicado mundo de las ventas online, los recursos limitados y la falta de apoyo institucional (el llamado “Kit digital”, por ejemplo, una ayuda tardía y no tan eficaz como se esperaba) han impedido competir en igualdad con grandes plataformas.

Lo cierto es la desaparición del pequeño comercio ya no es una amenaza lejana, sino una realidad que avanza a un ritmo preocupante. Cada día que pasa, cientos de autónomos se ven obligados a bajar la persiana, víctimas de un modelo económico que favorece a los grandes operadores en detrimento de la economía local. Sin un cambio decidido en las políticas públicas (que regule los alquileres, facilite la digitalización y promueva el relevo generacional), la desertificación comercial seguirá extendiéndose por barrios y ciudades, dejando tras de sí un vacío social y económico que costará décadas recuperar.

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