Toledo es una de las ciudades que han optado desde este mes de septiembre por limitar los llamados free tours. Esto es, imponer tasas turísticas, pero también el de elevar las multas por orinar en la calle, pasear en bañador o pasarse de decibelios con la música.
Cada una de ellas forman parte de algunas de las medidas que adoptan las ciudades para plantar cara al turismo masivo y limitar su impacto negativo en los vecindarios.
Es por eso que ciudades como Toledo, Patrimonio Mundial de la Humanidad, avanzan en la regulación del turismo con iniciativas como reducir los grupos turísticos a 30 personas en su casco histórico o prohibir el uso de megáfonos a los guías, bajo amenaza de multas de hasta 700 euros.
De hecho, Toledo se suma en este septiembre también a otras ciudades que ya mantienen la medida para regulación del turismo. Por ejemplo, Segovia, que trata de proteger su tesoro, el Acueducto romano, con sanciones de entre 750 y 3.000 euros para quien dañe el monumento, que data del siglo II.
TOLEDO PONE FIN AL TURISMO MASIVO DESDE SEPTIEMBRE
También es el caso de Baleares, que ha baraja subir el impuesto por turismo (la llamada ecotasa) de 2 a 6 euros por noche y turista para cruceros y temporada alta y crear uno adicional para vehículos vacacionales con tarifas que pueden rondar de 30 a 85 euros.
Ante esto, Toledo está a punto de convertirse en la primera ciudad de España (y del mundo) en poner freno al turismo masivo. El Ayuntamiento de Toledo quiere tener lista para su aprobación definitiva en septiembre la ordenanza que regula determinados aspectos del turismo en la ciudad.

En concreto, se prohibirán los megáfonos y altavoces en las visitas guiadas, se restringirá el flujo de personas en algunas calles del casco histórico y sólo se permitirá un tren y un bus turístico.
Estos son algunos de los temas a los que pone coto la normativa que presentó el pasado 30 de junio en rueda de prensa el concejal de Turismo, Vivienda y Relaciones con la UCLM, José Manuel Velasco.
A su entender, esta normativa era necesaria para una ciudad como Toledo y para que puedan convivir el turismo -que es al menos de un millón y medio de visitantes cada año– con los residentes del Casco Histórico de la ciudad.
El objetivo es evitar que las aglomeraciones impidan el descanso de los vecinos y reducir el impacto acústico en un casco urbano que es Patrimonio de la Humanidad. Velasco aseguró durante su comparecencia en rueda de prensa que «Toledo no puede permitirse que la masificación arruine la convivencia».
RESTRICCIONES EN LAS CALLES MÁS CONCURRIDAS DE TOLEDO
La ordenanza identifica tres puntos críticos de saturación: la calle Hombre de Palo, el pasaje de Balaguer y la plaza del Consistorio. Allí quedará prohibido que los grupos se detengan a escuchar explicaciones, algo que se extiende también a cruces sensibles como el Arco de Palacio o la plaza del Salvador.
El Ayuntamiento recuerda que los turistas no podrán obstaculizar entradas y salidas de viviendas. Con esta medida, Toledo se convierte en la primera ciudad europea en fijar límites tan concretos al uso del espacio público por parte de los grupos turísticos.

SOLO UN TREN Y BUS TURÍSTICO
Tras la sentencia del Tribunal Supremo que liberalizó este sector, el Gobierno municipal ha decidido limitar el número de licencias: una para el tren turístico y una para el bus turístico. Se trata de evitar que estos servicios proliferen y saturen aún más el centro histórico.
En cuanto a los free tours, no desaparecen, pero deberán cumplir la normativa regional de publicidad, que prohíbe el uso de objetos llamativos en exteriores para captar clientes.