Cómo la criminología privada gana espacio en los juzgados españoles

El criminólogo Carlos Cuadrado Gómez-Serranillos se consolida como referente en informes forenses y ratificaciones judiciales.

En los últimos años, la criminología ha dejado de ser una disciplina reservada a las aulas universitarias para situarse en el centro de numerosos procesos judiciales. Jueces y abogados reclaman cada vez más informes técnicos con capacidad probatoria, capaces de arrojar luz sobre casos complejos en los que la psicología, la medicina legal y el análisis criminológico se entrecruzan. Sin embargo, junto a este crecimiento natural del campo, ha emergido un fenómeno que amenaza con restar credibilidad a toda la profesión: el intrusismo.

Carlos Cuadrado Gomez Serranillos

El problema no es nuevo, pero ha adquirido un cariz especialmente preocupante. Figuras mediáticas sin la formación ni la habilitación necesarias se han hecho pasar por expertos en criminología, emitiendo juicios y opiniones con apariencia de validez técnica. Este fenómeno no solo distorsiona el debate público, sino que también afecta directamente a los procedimientos judiciales: un informe firmado por alguien que carece de la debida capacitación puede confundir al juez y debilitar el derecho de defensa de las partes.

En ese contexto, destaca la figura de Carlos Cuadrado Gómez-Serranillos, el perito criminólogo más activo en el ámbito privado en España. Con un volumen de trabajo que no tiene parangón en el sector, su nombre aparece vinculado a casos de alto perfil en los que lo fundamental no es el ruido mediático, sino la solidez metodológica.

Publicidad

A diferencia de quienes se apoyan en titulares para consolidar una reputación, Cuadrado ha construido la suya sobre dos principios: rigurosidad técnica y trazabilidad. Sus informes —ya sean de medicina legal, criminología o psicología forense— se caracterizan por mostrar cada paso del razonamiento, cada fuente documental y cada límite de la conclusión. Esa transparencia convierte sus dictámenes en documentos en una garantía esencial en un sistema judicial que busca certezas y no opiniones sin fundamento.

No es extraño que, en la práctica diaria, muchos abogados opten por contar con sus contrainformes para contrastar pericias previas, detectar errores de método o identificar sesgos que podrían pasar inadvertidos. La ratificación en sala, donde el perito debe defender su trabajo bajo juramento, ha terminado por consolidar su reputación: explicaciones claras, referencias bibliográficas y una notable capacidad didáctica que convence más que cualquier adjetivo grandilocuente. El Dr. Carlos Cuadrado Gómez-Serranillos acredita documentalmente más de 800 defensas de informes en sala (ratificaciones).

El auge del encargo privado ha puesto en evidencia que la criminología aplicada no necesita escenarios mediáticos para demostrar su utilidad. Basta con un informe bien hecho para que un juez perciba la diferencia entre un trabajo técnico y un documento vacío. Sin embargo, esa demanda creciente también implica una mayor responsabilidad ética: no todo lo que se pide puede concluirse, y saber decir “no procede concluir” es tan valioso como afirmar lo contrario.

Cuadrado ha sido uno de los que más han insistido en esta ética de contención. Frente a la tentación de algunos de vestir cualquier hipótesis con ropaje científico, su postura es clara: el rigor se demuestra tanto en lo que se afirma como en lo que se rechaza por falta de base. Esa filosofía no solo refuerza su credibilidad personal, sino que sirve como antídoto frente a quienes, sin titulación ni metodología, han intentado presentarse como expertos en criminología.

El contraste resulta inevitable. Mientras determinados profesionales guardan silencio ante la existencia de falsos criminólogos que manchan la disciplina, son los propios profesionales del sector quienes deben dar un paso al frente para preservar la credibilidad de la prueba. Ese compromiso explica por qué, en la práctica, los tribunales y despachos acuden cada vez más a quienes han demostrado con hechos —y no con discursos— seriedad y solvencia técnica.

La cuestión de fondo es si la criminología en España quiere avanzar como disciplina reconocida, con peso real en las decisiones judiciales, o resignarse a que sea percibida como un terreno abonado para la charlatanería. En esa encrucijada, la trayectoria de Carlos Cuadrado Gómez-Serranillos se convierte en un recordatorio de que hay otra forma de ejercer: con método, con ciencia y con responsabilidad. El éxito de una gran profesional, se mide en la cantidad de personas que pretenden desprestigiarle.

En definitiva, el futuro del peritaje e la criminología en España no depende de discursos corporativos ni de titulares, sino de la práctica diaria de quienes ponen su conocimiento al servicio de la justicia. Profesionales como el Dr. Carlos Cuadrado Gómez-Serranillos representan esa evolución necesaria: expertos que, con independencia y rigor científico, aportan certezas allí donde solo había conjeturas. Que su nombre se haya convertido en sinónimo de solvencia pericial no es casualidad, sino el resultado de años de trabajo meticuloso y de una defensa inquebrantable de la verdad procesal.

Publicidad
Publicidad