En la televisión, pocas cosas atraen tanto como una historia de superación. Sin embargo, no siempre lo que vemos en pantalla refleja toda la verdad. El estreno en Netflix del documental ‘The Biggest Loser: La verdad del reality para perder peso’ ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la idealización del «cuerpo perfecto» y las consecuencias que esta presión puede tener en quienes se someten a ella.
A través de testimonios directos de concursantes, entrenadores y productores, esta producción expone lo que el público no vio durante las 18 temporadas del exitoso programa estadounidense que mostró la transformación de los participantes durante su proceso de perder peso.
2Presión, humillación y consecuencias para la salud del reality

Las imágenes más recordadas del reality muestran a concursantes empapados en sudor, llorando y siendo presionados por entrenadores que gritaban sin descanso. Para la audiencia, era drama televisivo; para los participantes, una carga emocional brutal. Uno de los productores reconoció: «No buscábamos personas con sobrepeso y felices. Queríamos personas con sobrepeso e infelices». El objetivo era generar reacciones extremas que atraparan al espectador.
Algunos exconcursantes han afirmado para Netflix que recibieron pastillas de cafeína para aumentar su rendimiento. Otros confesaron haber sufrido lesiones graves: «Mis órganos dejaron de funcionar» o «no podía caminar y me dolía mucho». Los efectos no fueron solo físicos. «Creo que sufro estrés postraumático tras ver el programa» y «sentí la vergüenza de ser un fracaso después del éxito» son frases de exparticipantes que revelan el impacto psicológico que dejó la experiencia.