A lo largo de la historia, los tsunamis han demostrado ser una de las fuerzas naturales más devastadoras del planeta. Al contrario de lo que sucede con las olas comunes, que genera el viento, estos fenómenos tienen lugar como consecuencia de perturbaciones masivas que desplazan la columna de agua de forma vertical. Este es el caso de deslizamientos de tierra, terremotos submarinos o erupciones volcánicas, entre otros.
Este tipo de fenómenos crean olas que, en aguas profundas, viajan a velocidad que pueden alcanzar incluso los 800 km/h, con longitudes de onda de 100 a 200 kilómetros. Aunque al acercarse a la costa pierden velocidad, ganan altura y tienen un alto potencial destructivo.
5EL TSUNAMI QUE EN 1960 ARRASÓ CHILE

El 22 de mayo de 1960, Chile sufrió el terremoto más potente que se ha registrado, que alcanzó los 9,5 en la escala de Richter. Durante 14 minutos, la tierra se movió y desplazó el lecho marino frente a Valdivia, provocando un tsunami con 25 metros de altura y con una velocidad de 700 km/h.
Cruzó el Pacífico para golpear Japón, Hawái y Filipinas, y en el pueblo mapuche de Collileufú, la desesperación por lo ocurrido llevó a un sacrificio. Una chamana arrojó a un niño al mar para «calmar a los dioses» en el que fue uno de los últimos registros de sacrificio humano en América. En total, murieron 1.600 personas en Chile y dos millones de personas se quedaron sin hogar. Este evento llevó a la creación del Sistema de Alerta Temprana del Pacífico.