Especial 20 Aniversario

Netflix tiene un nuevo éxito: ‘Mi año en Oxford’ conquista España en solo 3 días

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Desde su estreno el pasado 1 de agosto, ‘Mi año en Oxford’ no ha dejado de escalar posiciones en el catálogo de Netflix. En apenas 72 horas, se ha convertido en la película más vista en España y una de las más comentadas en redes sociales. Aunque la plataforma lanza novedades cada semana, pocas han conseguido un impacto tan inmediato como esta.

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Lo que parecía a simple vista una comedia romántica más, con su cartel encantador, romántico y ambientación británica, ha sorprendido por el giro emocional que plantea. El público, que esperaba una película más de amor, ha reaccionado con una mezcla de entusiasmo y conmoción. Muchos usuarios confiesan haber empezado la película en busca de una historia ligera y haber terminado entre lágrimas. Como resume un comentario viral en redes: «Pensé que era una comedia romántica y terminé llorando como en un funeral. Me engañaron, quería confort y encontré un trauma».

Este fenómeno de Netflix recuerda a otros títulos del género que jugaron con esa mezcla de comedia y drama romántico, como ‘Yo antes de ti’ o ‘Bajo la misma estrella’, y no es casualidad. La película está producida por Temple Hill, la misma compañía detrás de esas historias de amor que mezclan ternura y tragedia con mucho acierto.

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Una historia de amor que va mucho más allá del romance

Una historia de amor que va mucho más allá del romance
Una historia de amor que va mucho más allá del romance | Fuente: Netflix

El guion, basado en la novela de Julia Whelan, ha sido adaptado por Allison Burnett y Melissa Osborne. La dirección está a cargo de Iain Morris, conocido por ‘The Inbetweeners’, lo que añade un tono británico reconocible al relato. Con una duración de 112 minutos, la película consigue mantener el interés del espectador.

Aunque ‘Mi año en Oxford’ parte del romance, lo que realmente ha enganchado al público es la carga emocional y la humanidad de los personajes. Anna no solo se enfrenta al enamoramiento, sino también a dilemas que afectan su salud, sus decisiones futuras y su forma de ver la vida. Jamie, por su parte, no es el clásico interés romántico sin conflicto. Uno de los aciertos del guion es evitar los excesos habituales del cine romántico. Aquí no hay finales felices forzados ni promesas exageradas.

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