A menudo subestimados como simples tentempiés para calmar el hambre, los frutos secos son mucho más que eso. Cuando se consumen al natural y con moderación, se transforman en auténticas joyas nutricionales con beneficios comprobados para la salud.
Con un perfil cargado de grasas saludables, antioxidantes, minerales y vitaminas, los futuros secos pueden jugar un papel crucial en la prevención de enfermedades y en el fortalecimiento del cuerpo. En este artículo te contaremos por qué estos pequeños alimentos son amados por los nutricionistas. ¡No te lo pierdas!
1No son solo un antojo: los frutos secos son un superalimento

Durante años, los frutos secos han estado en el limbo entre lo saludable y lo calórico. Sin embargo, la investigación moderna los ha colocado firmemente en la categoría de “superalimentos”, gracias a su impresionante densidad nutricional. Según la Clínica Universidad de Navarra y el reconocido American Journal of Clinical Nutrition, incorporar frutos secos en la dieta habitual puede mejorar marcadamente la calidad de vida.
¿Qué los hace tan especiales? Su composición. Almendras, nueces, pistachos, maní, semillas de calabaza o nueces de la India están repletos de grasas mono y poliinsaturadas, proteínas vegetales, fibra dietética, vitamina E, antioxidantes y una amplia gama de fitoquímicos. Un verdadero cóctel de salud.
Mariana Valdés Moreno, jefa de la carrera de Nutriología en la FES Zaragoza (UNAM), lo resume con una frase tan precisa como reveladora: “Todo eso es oro para el funcionamiento del cuerpo”. Y razón no le falta. Ahora bien, no todo es cuestión de “lo que contienen”, sino de cómo afectan al organismo cuando se consumen regularmente. Veamos algunos de sus beneficios más destacados.