Con la llegada del verano, cambian nuestras costumbres, horarios y hasta el apetito. Disfrutamos de más tiempo libre, de escapadas improvisadas y de comidas más frescas y abundantes. Sin embargo, mientras nosotros hacemos ajustes casi sin darnos cuenta, muchas veces olvidamos que nuestras mascotas también atraviesan transformaciones importantes con el calor.
El aumento de las temperaturas y la reducción de la actividad física modifican por completo el metabolismo de las mascotas. Por eso, mantener la misma dieta durante los meses más cálidos del año puede no solo ser inapropiado, sino incluso riesgoso. Ajustar su alimentación se vuelve clave si queremos acompañarlos como verdaderos cuidadores responsables.
4Consejos prácticos para mantener la nutrición y el bienestar

No hace falta transformar por completo la rutina alimentaria de nuestra mascota para cuidarla mejor en verano. A veces, con pequeñas modificaciones es suficiente. Lo primero es observar su comportamiento y apetito. Si notamos una pérdida de interés por la comida, es hora de introducir alimentos más palatables (agradables al paladar), preferiblemente húmedos y frescos.
Podemos repartir su ración en más tomas diarias, ofreciendo pequeñas cantidades en los momentos más frescos del día. Además, colocar varios bebederos en casa, renovar el agua con frecuencia y evitar que el recipiente esté expuesto al sol, son prácticas simples pero muy efectivas.
Si nuestra mascota es mayor, convaleciente o se encuentra en una etapa sensible como la lactancia o el destete, estas medidas son todavía más importantes. En estos casos, una falta de apetito prolongada puede causar una caída rápida de peso y energía.