La miniserie Indomable, disponible en Netflix, me atrapó desde el primer episodio. En solo seis capítulos, consigue mezclar con acierto el thriller criminal con la fuerza indomable de la naturaleza. Está creada por Mark L. Smith (el guionista de El renacido) junto a su hija Elle, y juntos nos llevan al corazón del Parque Nacional de Yosemite, donde una muerte en apariencia accidental activa una investigación cargada de tensión, misterio y una atmósfera que te envuelve por completo.
Lo que más sorprende de Indomable es cómo convierte el propio entorno natural en un personaje más. Aquí la montaña, los bosques, el aislamiento… no son solo decorado, son parte de la trama. La historia se adentra en los secretos enterrados en ese paisaje tan majestuoso como inquietante. Eric Bana, en el papel del atormentado agente Kyle Turner, aporta la dosis justa de oscuridad y profundidad, para los críticos uno de sus mejores actuaciones de hecho.
Es una serie que va más allá del caso policial; habla de culpa, de heridas del pasado y de cómo el ser humano se mide frente a una naturaleza que no se deja domesticar. En tiempos de thrillers en serie, Indomable logra destacar con voz propia. Es además una miniserie que puedes terminar en una noche, posee una trama que se atrapa desde el prinicipio.
Un thriller de Netflix que atrapa: misterio y supervivencia en los bosques de Yosemite

Indomable es una serie que representa mucho más que una simple serie de suspense; se trata de una experiencia que te mete de lleno en un entorno tan hipnótico como implacable. Desde que arranca, con ese primer crimen que nadie sabe explicar del todo, la historia te lanza al corazón del Parque Nacional de Yosemite, donde no solo hay que resolver un misterio, sino también sobrevivir a una naturaleza que impone sus propias reglas.
La serie transmite esa tensión constante entre el hombre y lo salvaje (el escenario es perfecto y se presta para hacer realidad esta tensión), donde cualquier paso en falso puede ser el último, se vive la historia en primera persona casi. Lo que más engancha es cómo consigue hacer del paisaje algo vivo, amenazante, casi como si tuviera voluntad propia. Los planos abiertos, el clima cambiante, el silencio del bosque… todo eso suma a una atmósfera que no te suelta. Y ahí, en medio de esa inmensidad, los personajes tienen que enfrentarse no solo a sus enemigos, sino también a sus propios límites.
Por eso Indomable funciona tan bien; tanto que se ha convertido en poco tiempo en una de las series más vistas de Netflix, porque más allá del misterio, lo que te deja es esa sensación de estar cara a cara con lo indómito. Y eso, en un mundo cada vez más controlado, resulta extrañamente emocionante.
Eric Bana y un reparto sólido en la investigación del crimen que conmociona el parque

Uno de los grandes aciertos de Indomable es, sin duda, el trabajo de Eric Bana. Su interpretación tiene ese equilibrio perfecto entre la firmeza de un agente curtido y las grietas emocionales que el entorno (y el caso) le van abriendo poco a poco. No es el típico héroe infalible; su personaje se muestra humano, introspectivo, a veces al límite. Y en una serie donde el paisaje es tan protagonista como los propios actores, Bana consigue destacar sin imponerse, dejando que el silencio y la mirada hablen tanto como sus palabras.
Además, el reparto que lo acompaña está a la altura, y esto lo confirman cientos de críticos, después de todo es una serie que se ha posicionado en los primeros lugares en poco tiempo. Cada personaje aporta matices, y eso se nota en cómo fluye la historia; las relaciones no parecen forzadas, las tensiones son creíbles y las decisiones de los personajes tienen peso. Esa sensación de autenticidad (tan difícil de lograr en una serie de solo seis episodios) se debe, en gran parte, a la química del elenco. Aquí no hay secundarios de relleno, sino piezas que encajan en un puzle emocional y narrativo muy bien armado.
La visión creativa de Mark L. Smith: un guion que une naturaleza implacable y drama humano

Mark L. Smith vuelve a hacer lo que mejor sabe; contar historias donde la naturaleza no es solo escenario, sino parte activa del conflicto. En Indomable, el guionista de El renacido repite esa fórmula que tan bien domina, y lo hace con inteligencia. No se limita a construir una trama de crimen interesante (que la tiene), sino que va más allá, metiéndose en la cabeza de los personajes, dejándoles espacio para respirar, para quebrarse, para evolucionar.
Y todo esto ocurre mientras el paisaje, imponente y amenazante, parece observarlo todo desde fuera, con una fuerza que no se puede controlar. El gran acierto de Smith está en evitar los caminos fáciles. No hay giros forzados, ni escenas pensadas solo para impactar. La tensión se cocina a fuego lento, y eso se agradece.
El guion fluye con naturalidad, combinando momentos de pausa y reflexión con otros cargados de suspense, pero siempre manteniendo una coherencia interna sólida, se trata de una combinación de momentos casi perfecta. Indomable no se limita a entretener; propone una mirada distinta sobre lo que significa enfrentarse no solo a un crimen, sino también a uno mismo, se trata de una historia que hace que te plantees interrogantes, que te dejará pensando durante días. Esa honestidad narrativa es, sin duda, una de las razones por las que la serie ha conectado con tanta gente.